La reconstrucción del paso fluvial conocido como Ponte dos Cabalos, en Merza (Vila de Cruces), ha puesto de relieve la presencia de grabados antiguos y recientes en algunas de sus piedras. Un vecino de la zona puso sobre la pista al investigador lalinense Daniel González Alén, que se desplazó a la zona con otros estudiosos y amigos del patrimonio histórico, como Ángel Utrera Baza, Manuel Regueiro Núñez o Marcos F. Guzmán.

Según el relato de Alén, una vez examinadas las losas de xisto (esquisto) que forman el puente, observaron que dos de ellas concentran cerca de medio centenar de oquedades de entre 3 y 5 centímetros de diámetro que, junto con un par de herraduras, "creemos que pertenecen a nuestra prehistoria e incluso pudieron llegar al puente después de haber sido aprovechadas de otras antiguas construcciones quizás de alguna mámoa". Más recientes, quizás del siglo pasado, pueden ser varias letras hechas con puntero, de entre las que destaca la inscripción CAMANZO, "seguramente en alusión a la parroquia cruceña famosa por su monasterio", e iniciales como R.V. y P.C., que Alén atribuye a "vecinos de pocas luces que quisieron dejar aquí sus huellas".

Ponte dos Cabalos formaba parte de un antiguo camino desde Carboeiro y A Brea (Fontao) hasta Ponte Ledesma. Testimonios vecinales hablan de dos pequeños arcos derribados por las crecidas y el abandono. El paso fue reconstruido en fechas recientes con sus propias losas, incluidas las de los petroglifos.