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Cuando el objetivo es la naturaleza

Tres fotógrafos de A Estrada fundaron en 1982 Naturgalicia, un repositorio con más de 20.000 imágenes

Catarata en Forcarei. // Damián Porto

Todo comenzó cuando tenía 10 años. Una Werlisa se convertiría en su aliada para apresar todo aquello que le sorprendía y cautivaba de la naturaleza. El estradense Damián Porto Rico no recuerda cuál fue la primera fotografía que hizo con aquella antigua cámara pero reconoce que quedó enganchado. Gran amante y conocedor del mundo natural, en el año 1982 fundó junto a los también vecinos de A Estrada Francisco Zurmendi y Toño Barbeito el repositorio fotográfico Naturgalicia, un fondo que hoy día posee más de 20.000 imágenes -la página se encuentra en proceso de migración- que atesoran el patrimonio natural y cultural de Galicia.

Ninguno de los fundadores de este compendio fotográfico tiene en esta pasión su profesión. Aunque uno de ellos sí fue durante un tiempo profesional de la fotografía, en estos momentos los tres realizan esta labor en su tiempo libre y durante sus vacaciones, organizando salidas para apresar la imagen de los animales más escurridizos. "En España no es vive de esto", apunta Damián Porto. Sin embargo, esta afición compartida les ha llevado a dedicarle nada menos que 34 años.

Más de 20.000 imágenes dan mucho para escoger. Arquitectura, paisajes, flora, anfibios, aves, mamíferos, invertebrados, hongos o patrimonio arqueológico gallego son algunas de las secciones en las que Naturgalicia invita a adentrarse. Son instantáneas tomadas en distintos rincones de la comunidad gallega, si bien una parte importante se vinculan, como no podía ser de otro modo, al municipio estradense y su comarca. Las Brañas de Xestoso o el Ulla son dos escenarios en los que la vida aporta una amplia variedad de modelos frente al objetivo de estos fotógrafos.

Algunos ejemplos de animales fotografiados en la zona los proporciona la libélula Macromia Splendens, muy escasa en toda Europa y con una buena población en tierras de A Estrada. El particular buitre negro fue también visto y fotografiado en el municipio, en concreto en las Brañas de Xestoso, donde también puede verse el sisón o la avutarda, una de las aves voladoras más grandes, con unos 14 kilogramos de peso. El lobo es otro de los fotografiados, junto a especies de menor tamaño y más desconocidas como el Caracol Quimper, propio de zonas como la Bretaña Francesa, con su cáscara traslúcida y muy venada.

"Hay que adaptarse al animal", explica Porto, cuando se le pregunta cómo afronta un retratista del mundo natural una jornada de trabajo. Comenta que después toca poner en práctica la dinámica ensayo-error, consciente de que este último puede repetirse más veces de lo deseable. "Es casi una cuestión de fe", dice al relatar que uno sale con el equipo preparado para esperar -a veces más de lo aguardado- a que aparezca el ejemplar que se ha propuesto fotografiar.

Cada animal requiere un planteamiento, que irremediablemente hace variar el tiempo, las ópticas empleadas o el propio camuflaje que utilizan estos fotógrafos. Aunque este último no siempre es necesario, sobre él hay mucho que decir. La ocasión y, sobre todo, el protagonista de la foto puede requerir un escondite fijo o móvil. Pueden ser camuflajes olorosos, con un reclamo para atraer a determinadas especies, u otros que escondan el olor humano. Así, determinadas especies de mariposas se acercan al apreciar una feromona concreta o los ciervos acuden si olfatean la orina de sus hembras. Pescado macerado putrefacto o la fruta del madroño pueden resultar también sugerentes, mientras que otros animales solo acudirán si no perciben el aroma natural de quien aprieta el botón de la cámara.

"Mejor cuanto más cerca", indica Román Porto. "Es muy emocionante estar delante de un animal y que no te vea", reconoce. Cuando se le pregunta por su foto favorita, no lo duda: "la que nunca hice, la que tengo por hacer". Cada salida es diferente a la anterior. Damián puede volver a casa sin foto alguna o con 2.000 instantáneas que revisar. Después de seguir rastros, de esperar y de la emoción del momento en el que el animal aparece y el fotógrafo se zambulle en la magia de detener el tiempo, llega el momento de comprobar el resultado. Recuerda este experto que tiene tirado carretes enteros en épocas en las que esta afición salía realmente cara. "El 99% de las fotos las tiras", explica. A las seleccionadas les aguarda un trabajo de horas de procesado antes de subir a la web de Naturgalicia para divulgar la belleza natural de estas tierras.

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