La pérdida de población en el noroeste de la provincia, con familias cada vez más reducidas y vecinos que dejan de serlo para censarse en ciudades, afecta también a la demanda de nichos en los cementerios de Deza y Tabeirós-Montes, aunque de desigual modo. A día de hoy, Lalín es el único municipio de Deza que tiene en mente un proyecto de ampliación de sepulturas en un cementerio municipal, en concreto en el de A Romea, en la parroquia de Donramiro. Dentro del propio camposanto, en espacios que están en desuso, se erigirán 90 nuevos nichos y se habilitarán 30 sepulturas más, para cubrir de algún modo la demanda que se registra desde hace años (desde 2011 había peticiones para 25 sepulturas, de las que 15 siguen en vigor, y 155 nichos solicitados desde 2001). Por el momento, la ampliación física, por así decirlo, del camposanto, es un proyecto que se ve a largo plazo. Se trata de una iniciativa heredada de los anteriores gobiernos del PP, ya que el equipo del exalcalde José Crespo contemplaba extender el camposanto hasta el puente de la AP-53, para dotarlo de 3.200 sepulturas más.
A decir verdad, el de A Romea es el único que registra demanda en Lalín, puesto que el concello no constató en el último año ninguna solicitud de licencia para acometer ampliación de cementerios en las parroquias. Tampoco tiene ninguna pendiente el Concello de Silleda, pero sin embargo en este municipio en los últimos cinco años se acometieron ensanches en otras tantas parroquias: Manduas, Cortegada, Cira, Lamela y Carboeiro (aunque en este último caso la nueva construcción se ciñó a dos nichos más).
Los trámites que tienen que superar los cementerios desde que piden la licencia de obra hasta que obtienen la de primera ocupación suelen ser numerosos y, en varios casos, se ven frenados por el tipo de suelo en que se hallan los camposantos construidos antaño. Es lo que ocurre con dos de ellos ubicados en Vila de Cruces. En Larazo, los vecinos quieren ampliar su capacidad, pero resulta que tanto el propio cementerio como el templo y algunas fincas anexas, que son en realidad propiedad de la iglesia, aparecen dentro de las masas comunes, de ahí que por el momento no puedan realizarse obras. En Camanzo, por su parte, se intentó construir una nueva necrópolis en, precisamente, la masa común de la parcelaria, pero no se cumplía con la distancia. Además, aquí hay 16 nichos, algunos de ellos ya ocupados, sobre los que pesa una sentencia de derribo del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, dado que afectan a la pista que conduce a Añobre así como al propio monasterio. El gobierno de Jesús Otero confía en que la polémica se solucione con el nuevo PXOM.
A Estrada es, con diferencia, el municipio con mayor actividad en cuanto a aumento de la capacidad de camposantos. El parroquial de San Paio, en Figueroa, cuenta desde hace meses con 208 nuevos panteones, con las que se intentó atender demandas de hace más de 20 años. La mayoría ya está comprometida y esta primera ampliación se tramitó de forma paralela a la regularización del antiguo cementerio. Hay que recordar que el proyecto inicial barajaba construir 428 panteones nuevos. En las parroquias, el de Santa Cristina de Vea está pendiente de la licencia de primera ocupación, mientras que tanto el de Lamas como el de Olives están a la espera de informes sectoriales que permitan la autorización de la licencia de obra. En cuanto a los de Ribeira y Moreira, se encuentran también en trámites. En el municipio vecino de Forcarei, la alcaldesa se hace eco de las demandas de vecinos de Soutelo de Montes, y remitió la propuesta a los técnicos para que vean si urbanísticamente es posible una ampliación. En Cerdedo no hay ninguna solicitud pendiente, igual que en Agolada, Dozón y Rodeiro.
