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Luis Coto: "En la movida nocturna tuve más de un apuro, aunque nunca hubo grandes males"

Se retiró esta semana después de 42 años formando parte del cuerpo de la Policía Local de A Estrada

Luis Coto posa ante la comisaría de la Policía Local de A Estrada. // Bernabé/Ana Bazal

Luis Coto tenía el sueño de convertirse en Policía Nacional pero una inoportuna lesión de rodilla se lo impidió. Lo que perdieron las fuerzas de seguridad nacionales lo ganaron las estradenses. Corría el año 1974 cuando el joven lucense de solo 22 años superaba las pruebas para hacerse con una de la cuatro plazas de la policía motorizada de A Estrada. 42 años después, Coto ha realizado su último servicio. Se retira satisfecho por el trabajo que ha realizado y por el gran trato que recibió por parte de los vecinos de A Estrada.

-Hace solo unos días formalizó su retirada tras cumplir los 65 años, ¿cómo se siente?

-Me siento muy bien y muy contento. Después de tantos años ya tenía ganas de jubilarme.

-Hablamos además de un trabajo que exige en algunos momentos un buen estado físico, algo que a ciertas edades comenzará a pesar en contra.

-Sí, físicamente ya me empezaba a encontrar un poco bajo. Además, la calle quema mucho porque hay momentos muy duros. Con cuarenta años lo llevas muy bien pero con 60 y pico ya no es lo mismo. Las noches especialmente se hacen muy duras y pesadas. Los días los vas llevando pero cuando llega la noche, todo cambia.

-¿Cuándo entró usted en la Policía Local de A Estrada?

-Entré en el año 1974. Exactamente el día 4 de marzo, cuando tenía 22 años. Era el mayor de los que estábamos ahí. Detrás mía viene el jefe, José Luis Loureiro, y Luis Magariños. Loureiro tiene un año menos que yo, así que se retira en octubre del año que viene. Luis tiene dos años menos, así que aún le queda un poco más.

-¿Fueron varias las generaciones que entraron casi seguidas en la Policía Local?

-Sí, la verdad es que cuando entré lo hice en un grupo de cuatro agentes. Los otros tres ya están jubilados, ya solo quedaba yo en activo.

-¿Cómo recuerda aquellos primeros años en comparación con la situación actual?

-Tengo un gran recuerdo, especialmente por el compañerismo que siempre hubo. Ahora mismo sin embargo es una pena el trato de la actual corporación municipal hacia la policía. No es algo personal conmigo, sino hacia la policía en general. Nos trataron mal tanto profesional como económicamente. Con las corporaciones anteriores hubo de todo pero por los general, bien. Esta última sin embargo deja mucho que desear a nivel profesional. Estamos en una situación bastante mala porque, aunque la policía es independiente, dependemos en muchas cosas del gobierno municipal. No es algo personal, sino profesional. En ese sentido no hicieron las cosas bien. Todo son reproches y hablar mal de la policía en la prensa. Si la policía no trabaja como quieren será por culpa de ellos, que también son los jefes.

-En el año 74 A Estrada sería un pueblo totalmente diferentes y también su trabajo en la calle...

-Por supuesto. No hay comparación. En aquella época no había tantos conflictos y te exigían mucho menos. Ahora mismo el pueblo te exige mucho más, es normal. Ahora también los policías están mucho más preparados.

-¿Qué formación recibió en aquella época para convertirse en Policía Local de A Estrada?

-De aquella no había academia. Solamente tuve que hacer un examen directo, en el que fui el mejor de mi promoción. No creo que fuese el más listo pero sí saqué la mejor nota. Eso me dio una plaza dentro de la policía municipal motorizada junto a otros tres compañeros. Luego ya pasamos a ser policías normales.

-Iban en moto pero la densidad de tráfico la situación sería mucho más tranquila.

-Claro. En aquellos primeros años recuerdo que para encontrar un coche mal aparcado había que ir al libro. Hoy en día das dos pasos y te encuentras un coche mal aparcado. Ahora somos también mucho más transigentes que antes a la hora de aparcar. Sabemos que no hay mucho sitio de aparcamiento. Hace décadas si veías un coche mal aparcado siempre lo multabas porque sabías que había mucho sitio para hacerlo bien a poca distancia. Ahora mismo creo que la calle te exige ser más duro.

-¿Y cómo le ha ido en el trato con la gente?

-Muy bien. Siempre hay excepciones. Te puedes encontrar con el típico sinvergüenza pero en general todo el mundo fue muy educado conmigo. A nadie le gusta que lo multen y que le toquen el bolsillo pero nadie reacciona de manera exagerada. Reconocen que se equivocaron a pesar de que a todos nos cuesta llegar a fin de mes y una multa es un golpe duro.

-¿Era usted de multar mucho?

-No, y diría que la mayor parte de los agentes de A Estrada no lo somos. Personalmente siempre preferí avisar o esperar un poco a ver si el propietario aparecía antes de poner una multa. No demasiado pero me gustaba dar un margen de confianza, especialmente si veía que era gente mayor, a la que le podía costar andar. Ahora también hay más tráfico y eso te exige más. Por ejemplo, la carga y descarga. Antes había más margen pero si lo haces se llenan de coches y cuando llegan los camiones del reparto los comercios se desesperan. Es normal porque es su negocio.

-¿Alguna vez le marcaron una cantidad de sanciones?

-No, nunca. La policía es autónoma y nadie le puede exigir una cantidad. Pueden exigirte que tengas la calle más o menos limpia de tráfico pero no un número de multas. Eso va en el criterio del propio policía.

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