El volumen de miembros de tecores y sociedades de caza varía mucho, desde los 86 del Tecor de Forcarei hasta los casi 700 de Río Ulla. Todos ellos tienen en común, sin embargo, que la mayoría de los socios son vecinos mayores y que, en varios casos, llevan años sin salir al monte debido a su edad. Las incorporaciones de jóvenes son muy contadas, y las de mujeres, aún más puntuales. Por eso, desde la Unión Deportiva Cerdedo Xavier Rodríguez insiste en que es necesario reformar los estatutos para permitir que entren socios nuevos, "porque en nuestro caso solo se permiten nativos o, como mucho, nietos de nativos, cuando hay mucha gente de ciudades que está deseando cazar". Hay colectivos que ponen en marcha diversas medidas para aumentar sus colaboradores, como en el caso de Dozón, donde cuentan con una veintena de socios temporales, "que pagan el triple que un socio normal, pero no tienen ni voz ni voto en la asamblea. Disponen de una tarjeta que se renueva anualmente y que no les compromete", explica José Rodríguez