Los aficionados a la micología piden la lluvia como agua de mayo en pleno de mes de octubre. La sequía de los últimos meses impide que los montes ofrezcan la amplia variedad de especies que son propias a la estación otoñal en esta zona. Aunque los expertos inciden en la necesidad de que las precipitaciones duren varios días y vayan más allá de un chaparrón aislado, las cestas no volvieron vacías ayer tras la nueva salida al monte programada por la asociación Estrada Micolóxica.

"Tiene que llover pero vimos bastantes cosas", explicó al final de un nueva sesión práctica la presidenta de esta asociación, Mercedes Nodar. Cada año son más los seguidores de las jornadas formativas diseñadas por este colectivo micológico, tantas que en esta última salida de campo se cerró ya el viernes el cupo de participantes, limitado para conseguir que la experiencia resulte realmente instructiva a quienes secundan unas sesiones pensadas para llevar a la práctica lo aprendido en las conferencias.

Por una cuestión práctica y de eficiencia, en esta ocasión se optó por realiza la recolección y aprovechar un alto en el camino para explicar, a la vista de todas las variedades recogidas,cuestiones vinculadas a las setas encontradas o que resultan de gran interés para quienes se aproximan o profundizan en el mundo de la micología.

Frondosos bosques de castaños y robles de Codeseda brindaron el "aula" de ayer. En ellos los participantes pudieron encontrar especies que ya se recogieron en sesiones anteriores, caso de boletus edulis, boletus aestivalis, amanita rubescens, amanita citrina, russulas o xerocomus, entre otras. "Se necesita agua. Tienen que salir muchísimas cosas más", apuntó Nodar, aunque no dejó de reconocer que "cada uno llena su cesto".

Al ser preguntada por la respuesta que están teniendo las sesiones que cada otoño y desde hace varios años programa Estrada Micolóxica, la presidenta de la asociación reconoció que "esto es un mundo que arrastra". No obstante, incidió en que uno de los objetivos de la entidad es concienciar a las personas que se aproximan a la micología a que se respete el medio y no se lleven a casa aquello que no se van a comer. Otra de las grandes máximas es "que no se corran riesgos", que cada uno coja únicamente aquello que conoce a la perfección. De igual modo, se dan consejos a los participantes menos evidentes, como que las setas que se recolectan han de limpiarse en el monte, para que dejen en él sus esporas. Se ahonda asimismo en la importancia de la cooperación entre quienes salen el fin de semana a disfrutar del monte y de su afición a las setas.