-¿Cómo se vivió en Santa Marta el reciente referéndum sobre el acuerdo de paz con las FARC?
-Para mí fue como un sopapo en la cara enorme. En Santa Marta ganó el sí, y la explicación está un poco si ves el mapa de cómo funciona las votaciones en Colombia. Si te fijas, en los departamentos del interior votaron no, y todo lo que es la periferia votamos a favor del acuerdo. La gente que verdaderamente sufrió la violencia como los campesinos pobres, en pueblos donde hubo masacres increíbles, votaron mayoritariamente que sí. Sin embargo, la gente de las ciudades del interior como Antioquia, que es territorio de Uribe, votaron en contra del acuerdo.
-¿Piensa que fue una consulta demasiado politizada?
-Personalmente, pienso que quizás sí se trató de un plebiscito muy politizado, en el sentido de la disputa entre Uribe y Santos, cuando no en realidad ese no era el tema. El tema era paz o no paz. De todas maneras, el proceso de paz es irreversible en Colombia. Desde luego, no hay vuelta atrás porque se van a tener que volver a sentar para seguir negociando, y nada más. La paz ya es un hecho.
-¿Pudo votar en las recientes autonómicas de Galicia?
-Pues no. No pude votar porque el voto llegó tarde. La carta del censo del consulado de Cartagena de Indias llegó como una semana de retraso, o algo así, y estaba fuera de plazo para poder inscribirme como votante en las elecciones. No es la primera vez que pasa desde que llegué a Santa Marta. Nunca pude votar desde que estoy en Colombia. A lo mejor, es la penitencia por haber hecho aquel documental titulado "Quilombo electoral" en el que criticaba el voto emigrante. Ahora me dicen: Bueno, pues ahora no votes. Por eso digo que puede ser un castigo por todo aquello (risas). De todas formas, tengo que decir que el proceso electoral gallego lo viví desde aquí y fue muy triste. A mi no me gustan las mayorías absolutas porque pienso que es necesario un mayor equilibrio entre las fuerzas.
