Reconoce que tiene una bendita agenda de locos con citas en Burgos, grabaciones discográficas y conciertos en directo con su emblemático coro. Igor Ijurra Fernández, director del Orfeón Pamplonés, es el invitado de relumbrón del Festival de Outono de la Coral Polifónica de Lalín, que arranca este fin de semana con un curso de dirección impartido por este navarro.
-¿Sabe que le han puesto por las nubes en Lalín? ¿Es consciente del tirón que puede llegar a tener su curso de dirección coral?
-Eso es cosa de Antonio, que me quiere mucho. Yo soy de un pueblecito del norte de Navarra, pero mi pasión por la música es tan grande o mayor que la de Messi por el fútbol. En eso le empato o le gano.
-¿Cómo quiere plantear el seminario de este fin de semana?
-Estas cosas, al final, la pena es que son sólo de fin de semana. Lo ideal serían cuatro o cinco días de curso. En este caso, además, tenemos algo que en principio es bueno, porque son 17 alumnos, aunque si hubieran sido menos habría más tiempo de aprendizaje. Lo que hago siempre es una hora teórica, de repaso de texto, de lo que es la técnica pura y dura de dirección, y el resto es ensayo, ver cómo dirigen ellos porque también es importante gestionar el ensayo. Este fin de semana en Lalín se trata de ayudarles y ofrecerle mi visión de cómo pueden hacer y mejorar. Si les aporto ideas o nuevas visiones, para mí es misión cumplida.
-¿Existe diferencias entre dirigir un coro de voces y una orquesta?
-Técnicamente no hay diferencias entre una cosa y otra. El gesto siempre es el mismo, lo que cambia es lo que tiene delante porque no es lo mismo la voz que, por ejemplo, una orquesta de cuerda, donde el aguante físico es mayor que en el caso de la voz. La voz es el instrumento más delicado y eso ya de entrada es algo diferente. Yo creo que el mayor problema más que el técnico es la gestión del grupo humano. Los directores, además de tener un conocimiento de la voz, tienen que saber gestionar el grupo, sobre todo en coros de calidad media o media-alta. Nosotros somos lo mismo que un gerente de una empresa o un encargado porque somos gestores de personas. Hay directores que pueden ser muy buenos técnicamente, pero que no tienen una habilidad de algo que, por cierto, nunca se nos enseña en los conservatorios.
-¿Es lo mismo un coro que un orfeón como el suyo de Pamplona?
-Los orfeones son coros nacidos en el último tercio del siglo XIX o en la primera década del XX. El movimiento orfeonístico proviene de Centro Europa, y llega al norte de España desde Francia. En un principio, es un movimiento de voces masculinas porque las mujeres no entran hasta 1902 en Cataluña. Se llamaban así en homenaje al mito de Orfeo, y son esos coros que generalmente empiezan con un repertorio a capella, y con la llegada de las mujeres evoluciona y algunos se especializan en el repertorio sinfónico coral, como pasa con el nuestro de Pamplona. Lo cierto es que entre un coro y un orfeón no hay prácticamente ninguna diferencia. Eso sí, hoy quedamos pocos orfeones de los que nacieron durante el siglo XIX.
-¿Tiene alguna referencia de la Coral Polifónica de Lalín?
-En Galicia estuve unas seis o siete veces, pero no conozco Lalín. Estuve en A Coruña una vez, en Santiago unas cuatro o cinco, y luego estuve en Sanxenxo y aproveché para conocer Tui y las Islas Cíes, y en el año 2010 me invitó Fecoga (Federación Coral Galega) para dar un curso parecido al de Lalín en Pontevedra. También conozco Iria Flavia, Muros y la Costa da Morte. La única referencia que tengo de Lalín es que en su momento recuerdo que tenían un equipo en Segunda B que daba mucha guerra. Sí que sabía que tenía una coral que tras pasar una pequeña crisis parece que está ahora repuntando.
-¿Cómo será el concierto con el que se cierra el domingo el curso?
-Actuarán diez de los diecisiete alumnos porque sólo tenemos una decena de obras. Y quiero dejar claro que yo no voy a dirigir ese concierto de clausura. Serán los propios alumnos los encargados de dirigir la actuación que tendrá lugar el domingo a partir de las ocho de la tarde, como estaba previsto.
