En 2011, España disponía de 3.087 explotaciones cunícolas, mientras que a día de hoy el censo registra apenas 1.500, y las previsiones de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) consideran que a finales de año queden en torno a 1.300. Algunas comunidades como Andalucía y Extremadura, en la práctica, ya no disponen de este tipo de ganadería.

La crisis se debe sobre todo al precio que se le paga a los granjeros, de 1,46 euros por kilo, muy lejos de los costes de producción, cifrados en 1,80 euros. Por este motivo, la organización agraria demanda al Ministerio de Agricultura que active un plan de recuperación en el que se fomente el consumo de esta carne y se controle la transparencia de las lonjas, controladas ahora por los mataderos.