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Mario Rodríguez Oca | Marroquinería

"Empecé haciendo carteras y cinturones a nivel local"

El artesano Mario Rodríguez, en el taller que regenta en Berres. // Bernabé/Noelia Porta

Nació con la vocación debajo del brazo. Aunque tal vez una tradición familiar que trabajaba el mimbre y la madera fueran el aliciente perfecto para inspirar a Mario Rodríguez. Dedicado al mundo de la marroquinería, actualmente crea piezas creativas en un taller en la parroquia estradense de Berres, viaja a través de ferias y mercados en los que expone sus productos y diferentes páginas web ponen a la venta sus piezas únicas, con una indudable impronta local.

Con más de 23 años de experiencia profesional, Mario Rodríguez aseguró que comenzó a "trabajar no profesionalmente" en el mundo de la artesanía en el año 1988. El artista indicó que, con tan solo 12 años, cayó rendido ante "un material maravilloso" con el continúa trabajando. Aquel primer trozo de cuero que lo hechizó a tan temprana edad "olía bien y se dejaba domar". Después de años curtiéndose en el sector, continúa profesándole amor a un material que se ha convertido en su modo de vida.

Sus adentros en el mundo profesional comenzaron tan solo cuatro años después, con 16 años. "Comencé haciendo carteras y cinturones a nivel local", declaró Mario Rodríguez. Un comienzo a pequeña escala que sería el preludio de un futuro fructífero. Aunque se definió como un "autodidacta", los conocimiento sobre diseño y dibujo técnico que adquirió durante el bachillerato le sirvieron para ir experimentando nuevas técnicas y creando sus primeros patrones. Sus posteriores investigaciones sobre diferentes materiales y los resultados obtenidos de sus indagaciones le permitieron al artesano comenzar a introducirse de lleno en el terreno creativo. Así fue como, a comienzos de los 2000, dio el gran salto.

Según relató Mario Rodríguez, durante los años 2001 y 2002 creó las colecciones de otoño/invierno y primavera/verano para el diseñador gallego Jesús Sáez, que expuso las piezas con marca estradense en el destacado desfile de Cibeles, en el apartado dedicado a los nuevos diseñadores. Tras este éxito cosechado, participó en diferentes ferias y sus productos fueron expuestos en los escaparates de diversas ciudades españolas. Su trayectoria profesional también se engrosa con la experiencia adquirida durante sus trabajos para la firma Martínez Otero. Según relató, la decoración de interiores y tapicería encargadas por la empresa alcanzaron "una escala desconocida" para el artesano estradense. Sin embargo, declaró que la demanda decayó por completo en 2008.

A día de hoy se dedica de lleno al trabajo en su taller de Berres, respaldado por una amplia y contundente experiencia profesional. Mario Rodríguez también está avalado por el sello Artesanía de Galicia, un valor añadido para el municipio estradense, que se convierte en una tierra de verdaderos artistas. Sus curiosas manos, el incesante deseo de aprender y la constante investigación han sido las mejores amigas del éxito cosechado por el artista local.

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