Las altas temperaturas provocan importantes pérdidas en las explotaciones. Así en las granjas cunícolas el índice de mortalidad es elevado, sobre todo, si no se cuenta con un potente sistema de refrigeración. "El calor es muy malo para la inseminación, y además, se producen muchos más abortos", resalta María Antonia Ramos, propietaria de una granja cunícola de Rodeiro.

Además, existe una gran pérdida de nidales porque los gazapos de entre siete y diez días no se ven muy afectados, e incluso, no sobreviven. Asimismo, el peso de los animales se ven reducidos con la calor, concretamente, el de los conejos suele descender en unos 200 gramos. Debido a la crisis que padecen, en estos casos, apenas pueden invertir en sistemas de refrigeración potentes, por lo que usan ventiladores o utilizan mangueras para regar las naves y refrescarlas.