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Begoña Méndez Crespo: "Me cautiva el optimismo de los nigerinos, como barren su parte del desierto para que esté limpia"

"Hay un 75% de analfabetismo; las niñas dejan la escuela hacia los 10 años para casarse"

Begoña Méndez, acompañada por tres de sus alumnos en un día de su rutina en Níger.

Niamey, capital de Níger, es el último destino elegido por la lalinense Begoña Méndez y en él piensa asentarse, en principio, por un año más. Se trata de una profesora de filología hispánica que viaja por el mundo impartiendo clases de castellano en diferentes países. Su situación personal es la que hace que se mueva por Europa y algunos estados africanos, lo que le lleva a tener, en la actualidad, hasta ocho permisos de residencia.

-¿En cuántos países ha estado?

-He estado en Bélgica, Alemania, Austria, Francia, estos por Europa. Luego, en África estuve en Zambia, Etiopía y Níger, que es donde estoy ahora. Normalmente, suelo residir en las capitales de los países.

-¿Qué funciones ha desarrollado en las distintas estancias?

-Siempre he estado trabajando como profesora, dando clases, casi siempre en escuelas americanas. En Zambia, ya hace tiempo, tuvimos una escuela una amiga y yo. Estuvimos trabajando mucho durante dos años para recaudar fondos para los profesores de allí.

-Níger es el país más pobre de África. ¿Cómo es la vida allí?

-En cuanto al clima, hace mucho calor todo el día, en ocasiones los termómetros llegan a los 50 grados y, por lo general, no bajan de los 40 grados, pero lo más sorprendente es la vegetación que hay, que es impresionante; esto es debido a la abundante humedad. Las calles son casi todas de arena prensada o arena suelta, por lo que resulta difícil conducir; de hecho, los transportes de la mayoría de la población son carretas donde llevan lo que quieren. No hay electricidad en la mayoría de las casas, por lo que no disponen de aire acondicionado y tienen que dormir fuera, ya que dentro es imposible porque son muy pequeñas.

-¿Cómo es la gente?

-A mí me encantan, son todos muy agradables. Una de las cosas que más me impresiona es el optimismo que tienen y sus ganas de trabajar, como barren su parte del desierto para que esté limpia. Se levantan a las 5 de la mañana y van a transportar y hacer sus cosas sin parar hasta el atardecer, algo que para nosotros sería imposible.

-¿Resulta difícil vivir en un país en el que hay tantos conflictos?

-El Estado nigerino tiene diversos conflictos, por lo que todas las semanas fallecen en torno a 20 personas en los mercados. No se puede visitar el país, solo los lugares que están más cerca, como dos parques o unas dunas que están al lado de Niamey, pero no se puede ir al cine, por ejemplo, porque no sabes si te pueden bombardear. Hasta la Embajada te aconseja no acercarte a las zonas donde haya occidentales. Por ejemplo, de los pocos restaurantes que hay solo se puede ir a 2 o 3 que son los únicos que tienen guardias armados y no hay tanto peligro. Por eso, mi vida allí es muy monótona, ya que no se puede hacer nada.

-¿Cómo es el sistema educativo en el que imparte clases?

-Se trata de un sistema educativo americano, que actualmente está implantado en muchos países. Las clases están basadas en el alumno. Se trata de formar los líderes del futuro, a unos ciudadanos globales. El alumnado es internacional y el profesorado también, entonces nadie se extraña de la cultura que tengas. Siempre solía dar clases en el nivel de bachiller, pero aquí, ya que es una escuela muy pequeña, estoy impartiendo clases a los de primaria, algo muy divertido.

-¿Todos tienen acceso a la educación?

-Níger es un país con un nivel de analfabetización en torno a un 75 por ciento, por eso, también es considerado uno de los países más pobres. Las niñas, habitualmente, tienen que dejar la escuela en torno a los 10 años para casarse, los niños continúan hasta un poco más tarde.

-¿Cómo es vivir en un país de religión y cultura islámica?

-Es la primera vez que vivo en un país cien por cien islámico, ya que en Etiopía solo un tercio de la población practica el islam. Quiero aclarar que es un país muy tolerante, donde soy respetada por ser mujer y por mi forma de vestir, no me obligan a usar el velo y puedo vestir como quiero. No tengo ningún problema, nin ninguna restricción al margen de la imagen que se muestra aquí, de la que ellos están muy descontentos.

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