El pleno de la corporación de Lalín de ayer era muy esperado por la comparecencia del alcalde, Rafael Cuiña, para explicar el ya conocido como el caso de la fallida campaña de firmas contra una moción del PP por el santuario de O Corpiño. Tanto por las explicaciones del mandatario propiamente como si la solicitud de comparecencia a petición propia podía realizarse y se trataba en un único punto junto con la solicitud por el mismo motivo del grupo de la oposición. El PP accedió y el secretario municipal no puso reparos a que Cuiña compareciese. El regidor pidió "disculpas" a la concejala popular Eva Montoto más de una decena de veces y ésta señaló: "es la primera vez que percibo sinceridad en sus disculpas, porque hasta ahora por un lado lo hacía, pero por otro me daba una bofetada".

En una sesión con un tono muy calmado, las explicaciones de Cuiña quizá no convenciesen de todo e Montoto ni al PP, aunque al menos parece que sirvieron para firmar una paz "política" en un tema que llevó al mandatario a declarar en el juzgado acusado de un delito de calumnia por decir en público que la edil presionaba a los vecinos de O Corpiño para conocer la identidad de la persona que recogía las firmas y que luego trascendió que el supuesto promotor de la campaña no existía, sino que se había utilizado una identidad falsa.

Cuiña comenzó una primera intervención señalando que la decisión de montar una recogida de firmas, que mantuvo sí había intención de activar, se acordó en una reunión entre el edil de Rural, Miguel Medela, y el alcalde de aldea de Castro, José Manuel Fernández Ledo, a la que se incorporó. Explicó que como el PP había intervenido en otras campañas de rúbricas contra el gobierno, pensó en devolverle la jugada política, máxime cuando vecinos de O Corpiño le trasladaron sus quejas por la parcelaria y el trato que estaba recibiendo por parte de la Xunta -regida por el mismo partido que el de la oposición lalinense-. Y que se paró tras generar malestar unas fotografías publicadas en un diario en las que alguna gente pudo interpretar que se vinculaban unas personas a la campaña de firmas. "Reconozco que no estuvo bien, que se nos fue de las manos y por eso le pido disculpas, pero insisto en que el PP lo usó políticamente y movió sus contactos porque estábamos en campaña electoral", declaró Cuiña. "En el ámbito personal tiene motivos para estar molesta y creo que también hubo por mi parte un exceso verbal", añadió. Montoto le recordó que pese a que ya era conocedor de la campaña de firmas había sido orquestada por él, no frenó sus ataques. "No creo y así consta en el acta del pleno que usted -Montoto- sea una nazi o una aprendiz de Goebbels, pero eso también me lo llamaron ustedes a mí", dijo.

En una comparecencia que por momentos parecía una conversación o disputa verbal amable entre dos cargos públicos, el primer edil replicó a Montoto que no aceptó responder a las preguntas del juez en su declaración por recomendación de su abogado. También dijo que no le parecía correcto haber recurrido al alcalde de Castro, pero recordó que éste pidió que se anulase su declaración ante la Policía Judicial porque no se habían respetado sus derechos básicos como ciudadano. La concejala preguntó si había encargado "otros trabajos" al pedáneo y Cuiña contestó que no. Ahí el secretario municipal pidió al PP que se ajustase los principios de una comparecencia. El mandatario justificó su negativa a dimitir -Montoto le sacó el código ético del partido del alcalde, Compromiso por Galicia- alegando que no se trata de una investigación por corrupción sino por algo que solo afecta a su honor.

"Conozco muy bien al PP, salieron de caza mayor con una escopeta de balines. Su portavoz, José Crespo, dijo no hace mucho que su partido funcionaba como un lobby de poder. Intentaron dividir a este gobierno y no lo lograron, estamos unidos trabajando por el cambio en Lalín y ni durante este mes de ataques ni en este pleno trajeron una sola propuesta para mejorar la calidad de vida de los vecinos", espetó Cuiña. Crespo dijo que su partido había sido bastante correcto con un asunto que solo tenía a Cuiña como culpable. "Era lo mínimo que teníamos que hacer, porque pude llamar a 200 amigos y organizar una protesta delante de la sede de su partido. Me gustaría ver qué pasaría si esto me hubiese pasado a mí o a nosotros. El PSOE y APAC sobre todo montarían una manifestación... además, que este gobierno pidió mi dimisión por la urbanización de Penacoba, en un tema avalado por informes técnicos y eso me dolió".