Hablar de Fontao es hablar de sus minas, del poblado minero recuperado hace años y del Museo da Minería, que espera financiación para abrir de forma diaria. Pero Fontao también es sinónimo de presencia de arsénico en las aguas, fruto precisamente de la actividad minera finalizada hace décadas. Una mirada hacia el pasado reciente recuerda que los vecinos del poblado minero estuvieron consumiendo durante meses agua traída en depósitos porque el manantial del que se surtía presentaba una elevada contaminación por arsénico. El Concello logró agilizar las obras de traída de aguas y en 2013 el poblado pudo engancharse a la red. Pero el problema persistió en otras partes de la parroquia, como A Brea, Salgueiros o Cruceiro, donde los análisis también detectaban arsénico. De ahí que también se construyese una red para dar servicio a estas localidades. Los trabajos fueron recepcionados en su momento por el Concello, de modo que el único trámite necesario era que los vecinos solicitasen el alta en las oficinas de Espina y Delfín, la empresa concesionaria, previo pago de 300 euros para realizar las acometidas. Pero es que en estos últimos seis meses únicamente una vecina se mostró interesada por disponer de la red de traída de agua. Para el PSOE, esto se debe a que falta una labor de concienciación por parte del Concello, ya que los residentes prefieren seguir consumiendo agua de sus pozos y fuentes, a sabiendas de que está contaminada. Es más, ni siquiera en las fuentes se alerta de la presencia de arsénico.
