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El cruce de dos viajes soñados

Una pareja de A Estrada asiste durante su luna de miel al rescate, por parte del barco en que viajaban de crucero, de una embarcación con 300 inmigrantes a bordo

Los guardacostas se aproximan a la embarcación de los inmigrantes, casi un punto en medio del mar.

Iván Castro y Vanesa Magariños hicieron las maletas con la ilusión con que cualquier pareja de recién casados prepara el viaje de su luna de miel. Antes de abandonar A Estrada, pusieron en su equipaje todo lo indispensable para disfrutar de una romántica escapada navegando por el Mediterráneo. Eligieron para sus primeros días como marido y mujer un crucero que, saliendo de Barcelona, les llevaría a distintos rincones de Francia, Italia o Grecia. A miles de kilómetros, cientos de personas emprendían también un viaje, con el miedo en cuerpo y la esperanza enraizada en lo más profundo de su alma. Partieron del caos y la desolación poniendo rumbo, conscientes de su incierta travesía, hacia un futuro mejor. Estos dos viajes, soñados desde perspectivas muy distintas, se encontraron en la inmensidad del mar.

Eran alrededor de las once de la mañana. Llevaban varios días navegando y, tras partir de Nápoles, su próxima escala era la isla griega de Mikonos. Iván y Vanesa se sorprendieron ante los anuncios que bramaba la megafonía del barco. La falta de una traducción al español les impidió saber en un primer momento qué estaba sucediendo, aunque no tardaron en reparar en que la tripulación comenzaba a sacar salvavidas de todos los rincones. La preocupación no tardó en adueñarse del pasaje, alcanzando también a esta pareja de estradenses.

Pronto supieron qué estaba sucediendo. El barco en el que viajaban había avistado una embarcación a la deriva, con cientos de personas a bordo. "Llevaban días allí parados", explicó ayer Iván Castro al referirse a los alrededor de "300 refugiados sirios" -según pudo saber más tarde la pareja- que debía poner a salvo el navío. Este matrimonio estradense no llegaría a ver Mikonos. En aquel momento comenzaban nueve horas de operaciones de rescate.

Los pasajeros del buque de NFL comenzaron a ser evacuados hacia los pisos inferiores del barco, de modo que las dos cubiertas superiores quedaron vacías y cerradas. "Solo se veía agua. No se veía otra cosa.", relata Iván Castro, para luego añadir que de la embarcación en la que viajaban las personas a las que rescataron solo se veía el borde. El resto, desde la distancia, eran cabezas de personas que navegaban hacinadas. El drama al que habitualmente se asiste a través del televisor les miraba esta vez a la cara. "Te pones a pensar. Se lo juegan a vida o muerte", narra este estradende, que supone que estas personas ansiaban llegar a las cotas de Grecia en busca de una nueva oportunidad.

"Impresiona", reconoce Iván.. Relata que el rescate se organizó en coordinación con una embarcación de los guardacostas, de manera que los inmigrantes fueron abandonando su embarcación "de tres en tres", haciendo uso de un bote que dispuso la naviera. "No los llegaron a subir a todos, solo a los que necesitaban atención médica", explicó este estradense, indicando que en el operativo de rescate inicialmente desplegado solo había un médico: el del crucero. Entre las personas que subieron al barco estaban dos embarazadas, que requerían atención médica urgente y que fueron evacuadas en helicóptero. Imágenes difundidas a través de internet dan muestra de cómo se realizó esta evacuación.

"Es fastidiado. Te miran. Llevan días sin comer y tú allí comiendo de todo", recuerda Iván, al que la casualidad le hizo enfrentarse, en plena luna de miel, a un auténtico drama. Cuando todos los rescatados estuvieron a bordo de la embarcación de los guardacostas, el crucero se reanudó. La megafonía volvió a hacerse escuchar entre el pasaje y la tripulación, haciendo que la voz del capitán llegase hasta todos los rincones del barco. Narra este estradense que el mensaje fue en ese momento traducido también al español, a fin de que todas las personas a bordo se uniesen al agradecimiento por haber tenido la oportunidad de salvar cientos de vidas.

Esta pareja de A Estrada no llegó a la isla griega con una de las puestas de sol más famosas del mundo. La siguiente escala les llevaría hasta Atenas. Tras apuntar que la gente comenzó a poner reclamaciones por los cambios en el itinerario, Iván Castro reconoce que el barco tenía la obligación de parar, como cualquier conductor hubiese hecho si se encuentra cualquier incidente en la carretera. Allí, a la deriva y rodeados por la inmensidad del mar, se encontraron con cientos de vidas que soñaban con un futuro mejor. Tras el rescate, unos y otros continuaron su viaje. Vanesa e Iván llegaron a buen puerto. El final de esta travesía supuso para ellos el inicio de una nueva vida. Esperan que aquellos que también se adentraron en el Mediterráneo lograsen hacer lo mismo.

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