Colocar botellas llenas de agua en los lugares donde los perros orinan habitualmente es un método muy utilizado por muchas personas hartas del olor y de las manchas que dejan los canes cuando liberan sus vejigas. Supuestamente, su mera presencia disuade a los canes de usar ese segmento de vereda como baño. Sin embargo, la teoría no tiene ningún sustento científico. A pesar de todo, algunos vecinos de la calle B se han animado a probar este novedoso repelente, y parece que por el momento les podría estar dando resultado. Desde hace días, varias garrafas de agua lucen alineadas en un tramo de acera de esta calle lalinense con el objetivo de ahuyentar a los canes cuando quieran orinar.
La presencia de las garrafas no ha pasado desapercibida para nadie, y son muchos los que se preguntan qué hacen ahí y por qué. Lo cierto es que los vecinos encargados de colocarlas se mostraban ayer muy convencido de su utilidad, y se sentían esperanzados con la posibilidad de espantar a los perros y sus orines durante una temporada. Conseguirlo es un reto que se han fijado desde hace días en la calle B con una serie de garrafas de agua de cinco litros estratégicamente colocadas en las entradas de algunos de los inmuebles.
Recientemente, el Concello aprobó una normativa medioambiental que incluía precisamente sanciones para evitar deposiciones de animales en las vías públicas.
