El tiempo no perdona. Es veloz e impasible. Antes de que uno pueda darse cuenta, su huella pone de relieve que todo nace con una fecha de caducidad. Sin embargo, el cuidado puede aminorar los efectos del inexorable paso de los años. Este es el secreto para garantizar la pervivencia del legado patrimonial: poner todo el empeño para que estos bienes se conserven y puedan ser disfrutados y admirados generación tras generación.

En el caso de la Torre y el Pazo de Guimarei, está claro que cualquier tiempo pasado fue mejor. Imágenes conservadas por vecinos del lugar de A Torre y que datan de los años 50, 60 y 70 muestran un conjunto arquitectónico bien distinto al que hoy día esconden las zarzas y devora la hiedra.

Aunque muchos continúan anhelando que este legado pase a incorporse al patrimonio público de todos los estradenses, antes como ahora ha estado en manos privadas. Sin embargo, explican fuentes vecinales, en décadas anteriores la propiedad contaba con personas del entorno que tenían encomendado el cuidado de la misma, de modo que las estampas de antaño evocan un conjunto patrimonial preservado del avance de la maleza y que podía apreciarse desde la lejanía, un atributo que hoy día se reserva, por una simple cuestión de altura, a la torre.

Dos hórreos en la parte posterior, ventanas, cubierta, puertas... El tiempo y la falta de esmero en la conservación de este Bien de Interés Cultural (BIC) han mudado significativamente su imagen en no tantos años. Las imágenes de otros tiempos muestran elementos que adornaban este conjunto que hoy día son solo un recuerdo, mientras otros resisiten a duras penas la acción desestabilizadora de las enredaderas.

Hace unas semanas desde el Concello de A Estrada se reconoció la intención de solicitar a los propietarios de este BIC, a través de Patrimonio, que se frene el deterioro de este monumento, considerado como uno de los emblemas locales. La intención es exigir la limpieza y conservación del conjunto, atendiendo a la obligación de conservar, cuidar y proteger bienes integrantes del patrimonio cultural de Galicia.

Aunque por derecho propio este conjunto debe figurar en la lista de reclamos turísticos de A Estrada, en la práctica la visita no está exenta de riesgos. No en vano los vecinos tomaron la iniciativa de colocar carteles para advertir al visitante del peligro de derrumbe.