Habla sin palabras. Los magistrales trazos que evidencian sus lienzos plasman la realidad y las ideas que bullen en la evidente sensibilidad artística de Manuel González Vigo, el "Picasso" estradense. Este-cuyo estudio está radicado en Callobre- hace ahora memoria en Santiago de Compostela. Este mes expone una selección de sus mejores obras de la última década en el Café Casino de Santiago, en la mítica Rúa do Villar.
Es un emplazamiento selecto desde el punto de vista histórico que casa a la perfección con los motivos que más frecuentemente desatan la inspiración de este bohemio pintor estradense. Y es que le apasionan las escenas costumbristas, Donde pone el ojo, pone la bala. Así le ocurrió al visitar la delegación de este periódico en A Estrada y contemplar una fotografía de hace décadas en la que un gallego leía FARO DE VIGO mientras cuidaba de una vaca, en una magistral composición artística que evidencia que hasta al animal le interesa el periódico. La vio, la fotografió y quiso versionarla. En poco tiempo, ha completado el blanco y negro del original con azules y el ocre y los amarillos que tanto le gustan. Le atrae el color porque caracteriza la vida. Los ocres y los amarillos le confieren a sus obras su característico halo costumbrista.
En su exposición del Café Casino de Santiago "Picasso"expone cuadros de hasta 60 por 90 centímetros. Son mayoritariamente óleos costumbristas, paisajes gallegos que evocan estampas rurales o urbanas, como las que evocan a la propia Rúa do Villar o a la catedral de Santiago.
No es el único punto de la capital gallega donde se pueden admirar ahora las obras de este estradense que, con la calidad de su pintura, se ha ganado a pulso entre los estradenses el sobrenombre de "Picasso". Manuel González Vigo también tiene abierta ahora una colección permanente en O de Lira, en el bajo del número 24 de Frei Rosendo Salvado.
Mediante muestras como estas o la que hizo recientemente en Pontevedra, le enseña al mundo su creatividad. Esta gana con el paso de los años. Aquel niño nacido en Santo André de Vea al que siempre se le dio bien el dibujo, hizo de la pintura su vida. Artista autodidacta, inició su carrera en Barcelona, donde residió de 1975 a 1978. Allí hizo sus primeras exposiciones. Más tarde mostraría sus obras en Alemania (donde vivió 7 años). Trabaja al óleo pero también domina la acuarela, el carboncillo, la tinta china y técnicas mixtas. Experto en murales, suyo fue una particular versión del Guernica que pintó en 1996 para decorar el Pub TNT de A Estrada. Desde que regresó a A Estrada, su obra ha recorrido salas de exposiciones de A Estrada, Lalín, Vila de Cruces, Santiago, Pontevedra, Murcia, Jaén y Cádiz, entre otras localidades. En todas ellas hay algo que se repite: su amor por imágenes históricas cotidianas teñidas de nostalgia.
