La caída de la economía castigó a algunos de los sectores productivos más representativos de la economía de las comarcas y el comercio no es una excepción. Cuando concellos como el de Lalín han impulsado un análisis de su comercio para afrontar los retos que se plantean a corto y medio plazo, en un lustro los nueve municipios de Deza y Tabeirós-Montes perdieron casi 150 comercios. En este censo se incluyen tanto los que venden al detalle, por mayor y también entran los negocios de reparación de automóviles. De los exactamente 148 que echaron el cierre en cinco años, 110 corresponden a Lalín y A Estrada.
Los datos de la Xunta dejan claro que el comercio, a excepción de casos puntuales, es uno de los damnificados y no solo desde el comienzo de la crisis, pues este balance toma como referencia los años comprendidos entre 2010 y 2014. El mismo informe indica que el 75% de los comercios cuenta con entre cero y un máximo de dos asalariados. De ellos, 812 corresponden a Deza y los otros 459 a Tabeirós-Montes. Los que tienen en nómina a entre tres y cinco trabajadores son el 7% y en las dos comarcas solamente constan 29 establecimientos con entre seis y nueve asalariados.
Si establecemos una comparativa entre el censo de comercios habidos entre los años citados, en las dos comarcas bajó de 1.839 a 1.691. Las dos cabeceras son las que más se resienten de cese de actividad y el que más fue Lalín, en términos absolutos, si bien era y es todavía el municipio con una mayor oferta de establecimientos. La caída en la capital dezana se acerca al 10%, pues en 2010 el censo oficial de comercios alcanzaba los 652, para bajar hasta los 592 del último balance. Son 60 los establecimientos menos, aunque en los últimos meses se ha notado un repunte de aperturas en algunas de las calles más céntricas, sobre todo tiendas del sector textil o de otros servicios.
Medio centenar menos de locales hay en A Estrada, lo que representa una disminución de la oferta del 8,5% en relación a los 586 habidos en el primer año de referencia y los 536 del segundo.
En estos cinco años en Silleda se contabilizan seis ceses de actividad, quedando rebajado el registro de unidades locales de comercio a 238. En Vila de Cruces el cierre es más acusado pues son 9 los negocios que faltan en balances en los que se contabilizan las bajas, pero también las posibles altas que puedan compensarlo. El territorio cruceño mantiene activos 123 establecimientos. En Rodeiro son 57 tras un balance de clausuras de actividad que supone el 16% de los habidos cinco años atrás. En Agolada el cómputo es negativo en 13 casos y pasa de 57 negocios a 44. Singular es la referencia de Dozón, donde constaban 11 comercios y ahora, dos más.
Un incremento en el censo también existe en Forcarei, que suma cuatro establecimientos para aglutinar exactamente 72. La circunstancia contraria se da en Cerdedo, donde su número de comercios en un lustro baja de 21 a los 16 que figuran en el último documento del Instituto Galego de Estatística (IGE).
