El Obispado de Lugo está dispuesto a mantener una reunión con los vecinos de Lalín de Arriba de cara a resolver la polémica por la titularidad de su iglesia. La comunidad vecinal adelanta que solicitará este encuentro a lo largo de la próxima semana, pero desde el Obispado se deja entrever que no habrá marcha atrás en la inscripción del templo como propiedad de la Diócesis de Lugo en el Registro de la Propiedad, un trámite que se realizó meses atrás para acogerse a una ley del gobierno estatal según la que todas las propiedades de la Iglesia debían estar registradas en el plazo de un año.

Los vecinos de Lalín de Arriba indican que quieren "volver a la situación anterior, que nosotros sigamos encargándonos del templo". Pero es que esta circunstancia, en la que un sacristán o un determinado vecino asume la limpieza y el ornato de la iglesia, además de recaudar limosna en las misas dominicales, es algo que se da en todos los templos que son propiedad del Obispado, así que en la práctica no afecta al día a día de la capilla el que sea de los vecinos o de toda la comunidad religiosa. Éste no es el único punto que distancia a la Diócesis de Lugo y a la mayoría de miembros de la asociación de vecinos del lugar. Éstos insisten en que mediante un documento ante el notario Domingo Aller y el contratista José Miguélez un grupo de cuatro vecinos pagó en 1905 la cantidad de 1.500 pesetas para que la iglesia no se desmontase y sus sillares sirviesen para construir el templo de As Dores. Las otras 1.000 pesetas necesarias para que la capilla siguiese en pie las puso el propio Obispado, dueño del solar y del cementerio.

Pues bien, ese documento no es ningún papel de compra venta, sino que se refiere al valor que tenía la piedra del templo o, si se quiere, a lo que se ahorraría el constructor aprovechando esos sillares para la iglesia parroquial. Tal y como apuntaron algunos vecinos ya en la reunión del viernes, fuentes del Obispado también señalan que, de pasar a manos de los vecinos, habría que dejar claro a quién pertenece realmente, si a todos los que residen en Lalín de Arriba o a los herederos de esas cuatro familias que pagaron por la piedra hace ahora más de 100 años.

Si el templo pasase a ser propiedad de los vecinos, éstos podrían decidir quién entra en el mismo y quién no. Es más, tendrían la última palabra a la hora de determinar qué uso se le da al inmueble, con lo que ante la incertidumbre de que el día de mañana la iglesia tuviese otra utilización, el Obispado podría negarse a realizar oficios religiosos en el templo. Desde el Obispado, además, se intenta tranquilizar a los vecinos recordando que de ningún modo este templo se vendería si fuese propiedad del la Diócesis, porque en realidad sería un bien de todos los católicos. Pone como ejemplo un local social o un auditorio, que son propiedad de todos los vecinos del concello aunque lo gestione la administración local.