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"En Bruselas, tras el atentado, como mecanismo de defensa evitamos ver imágenes y fotos de lo que pasó"

-¿Cómo vivió el reciente atentado yihadista de Bruselas?

-Nosotros fuimos a Bruselas en el grupo de las plataformas de defensa de la sanidad pública, que iba a presentar una denuncia delante de la Comisión Europea que ellos aceptaron. Estábamos invitados, y nosotros llegamos al aeropuerto a las doce de la noche y explotó la primera bomba a las ocho de la mañana. Y, después, cuando nos dirigíamos al Parlamento, seguramente el siguiente tren al nuestro fue en el que explotó la otra bomba. Los últimos que venían con nosotros en el grupo de unas 13 personas fueron los que más se afectaron porque oyeron la deflagración de la bomba.

-¿Cundió el pánico entre los que estaban en el grupo?

-El primer aviso del aeropuerto te impresiona, pero al estar en grupo se vive de otra manera. Se notaba un ambiente de tensión y les achacaron que no hubiesen actuado con más celeridad por no haber cerrado el metro después de que estallara la bomba en el aeropuerto. Como mecanismo de defensa tiendes a no ver las fotografías e imágenes de lo que pasó, que fue lo que hicimos nosotros. A ninguno de nosotros le gustó hacerlo, la verdad. El problema que tuvimos en el Parlamento es que no podías salir con facilidad. De hecho, teníamos pensado salir por la tarde y ya nos dijeron que nos olvidáramos de hacerlo. Al día siguiente tampoco, y al tercer día fue cuando nos dividimos en dos grupos, uno por París y otro por Amsterdam. Yo volví por París.

-¿Llegó a pasar miedo?

-Tuvimos la ventaja de que no nos pasó nada, y que pudimos comunicarnos rápidamente con la familia para decirles que nos encontrábamos bien. Y entre nosotros nos ayudamos mucho. Supongo que si en lugar de tantos fuera una persona o dos, me imagino que lo pasarían fatal. Date cuenta que este tipo de cosas no son fáciles de gestionar porque estuvimos esperando hasta el tercer día para poder salir de allí. Los que peor lo pasaron de nosotros fueron los que sintieron el ruido de la explosión en la estación de metro porque sintieron el peligro más cercano que el resto.

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