De "piedra en el camino" definió ayer el alcalde el conflicto abierto en el seno de su gobierno a raíz de un comunicado de sus socios de APAC que no duda en calificar de "duro". "En estos casos es cuando me vengo arriba", añade el regidor, que apuesta por "redoblar esfuerzos" para salvar la alianza que le dio el bastón de mando. Rafael Cuiña dice "respetar todas las posturas", pero entiende que se está siendo "injusto con el trabajo del BNG", para cuyo representante no escatima elogios: "Veo lo que hace Paco, que trabaja doce o catorce horas diarias, y creo más que justificado su sueldo", manifiesta el regidor, que no se pronuncia con la misma rotundidad sobre la labor de Lara Rodríguez Peña: "Solo puedo hablar bien de todos los miembros del gobierno", se limita a contestar. Admite que lo de la dedicación exclusiva es "relativo", pues "también se cobra por plenos y asistencia a órganos de gobierno". Admite lo "complicado" de la situación, "que solo beneficia a la gente que quiere dar la imagen de que el gobierno no se lleva bien", y circunscribe las diferencias a un enfrentamiento entre APAC y BNG.

Nicolás González Casares acusa a su socio de "deslealtad" y de "aprovechamiento partidista". El concejal socialista no da por roto el pacto, pero lanza un aviso a navegantes: "Que cada uno cumpla sus competencias sin dejación de funciones", dice.