Cualquiera que llegue hasta tierras de A Estrada con intención de quedarse escuchará, antes o después, su nombre. Manuel Reimóndez Portela. Cuando pregunte quién es, todo lo que escuche decir a continuación hará que sienta ganas de haberlo conocido. Quienes tuvieron ocasión de hacerlo lo describirán como el médico de San Miguel, como o médico dos pobres o como una persona volcada con la tierra en la que tenía bien profundas sus raíces. En el día en que Reimóndez Portela hubiese cumplido cien años, se le recordó como un referente para A Estrada y Galicia entera o, en palabras del secretario xeral de Política Lingüística, Valentín García, como "un grande de A Estrada y de Galicia que ayudó a los estradenses a conocerse mejor".

La parroquia de San Miguel de Castro acogió ayer los actos organizados por el Seminario de Estudos Locais de A Estrada para homenajear a Manuel Reimóndez Portela en el centenario de su nacimiento. El tiempo no acompañó pero no logró empañar la emotividad de este sencillo tributo. Guarecidos de la lluvia en el templo parroquial, los asistentes pudieron redescubrir a Reimóndez Portela a través de una reseña ofrecida por Valentín García, quien en su día asumió el reto de reeditar el libro A Estrada Rural. Antes de sumergirse en este recuerdo, los presentes honraron la memoria de Reimóndez con una ofrenda floral en el lugar en el reposa para siempre, en la parroquia que le vio nacer y a la que consagró su vida.

La presidenta del Seminario de Estudos Locais, María Jesús Fernández Bascuas, fue la primera en dirigir palabras para rememorar al homenajeado. Comenzó por el principio, recordando que un 26 de marzo de 1916, tal día como el de ayer, arrancó en San Miguel de Castro la historia vital de quien habría de convertirse en "un hombre que recorrió mucho mundo pero hizo de su parroquia hogar". Subrayó que Manuel Reimóndez habría de vivir la evolución de la medicina en unos tiempos de cambio. Aunque su formación lo avalaba para abrir consulta donde quisiese -tuvo ofertas para trabajar en las mejores clínicas y laboratorios- decidió quedarse en San Miguel de Castro, donde creó una clínica de referencia

Bascuas recordó que, primero a caballo y luego un moto, Reimóndez se afanaba por llegar allí donde se le necesitase. "El coche de Don Manuel fue el primer transporte senitario que tuvimos en la comarca", dijo, recordando que eran aquellos tiempos en los que nada se sabía de ambulancias, 112 o 061.

La voz de María Jesús Fernández sirvió para trasladar a los presentes el recuerdo que en este día señalado quiso tener también Jesús Palmou, que no pudo acudir al acto de Castro. Le describieron como un hombre "pleno de sabiduría pero también de sensibilidad y humanidad".

Flores de camelias, algunas procedentes del jardín de la familia de Reimóndez y otras originarias de lugares por los que le gustaba pasear, sirvieron para encerrar el cariño de los presentes. La primera en depositar dos de estas flores sobre su tumba fue Marisol González Adán, en representación de la Asociación de Mulleres Rurais de San Miguel de Castro. Repitieron este gesto la secretaria del Centro de Iniciativas de Turismo (CIT), Catina Sanmartín Carbón; el director del Museo do Pobo Estradense "Manuel Reimóndez Portela", Juan Andrés Fernández Castro; Enrique Otero, miembro del comité de seguimiento del Premio Periodístico Manuel Reimóndez Portela; el presidente de Fillos e Amigos da Estrada, Alfonso Varela Durán; la secretaria de la Fundación Xosé Neira Vilas, Rosalía Morlán; el miembro de la Real Academia de Medicina y Cirujía de Galicia Ramiro Varela Cives; Marcelino Salgueiro, en representación de la medicina rural gallega; Chus Fernández, como representante del Seminario de Estudos Locais de A Estrada; Manuel Sanmartín Obelleiro, como compañero de corporación entre 1983 y 1987; el teniente de alcalde de A Estrada, Juan Constenla; el secretario xeral de Política Lingüística y el director xeral de Desenvolvemento Rural, Antonio Crespo. Por su parte, la familia depositó otras 16 camelias "en representación de los presentes y los ausentes", siendo después los vecinos que secundaron el acto los que, a título individual, continuaron esta ofrenda floral.