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Destinos para una pequeña escapada

Tijeras de poda en la cesta del picnic

Áreas de esparcimiento y descanso de A Estrada estrenan la primavera asediadas por la maleza y la imagen del abandono

Los tiempos cambian y, con ellos, lo hacen los hábitos. Años atrás, cuando el sol comenzaba a calentar o adornaba con inesperado afán una jornada primaveral, se sucedían las estampas protagonizadas por familias enteras compartiendo una deliciosa tortilla o el consabido filete empanado junto a un río o en cualquier área que invitase a cierto esparcimiento. No hacían falta grandes infraestructuras. Solo se necesitaba un entorno natural adecentado y una manta que cumpliese -previsiblemente a la vez- las funciones de asiento, mesa y mantel.

Este tipo de imágenes son hoy día prácticamente anecdóticas. Quizás los cambios en el estilo de vida hagan que muchos prefieran el confort de una mesa bien dispuesta en un establecimiento hostelero, para disfrutar después de las bondades del aire libre sin las fiambreras por el medio. Pero no es menos cierto que quien quiera llevarse la tortilla a algunas de las áreas de ocio y descanso en A Estrada no exageraría al sumar a su maleta de picnic unas tijeras de poda.

La elección del espacio en el que rememorar esas imágenes idílicas junto al Ulla o en las que gozar de la tranquilidad del rural ha de ser meditada. Quienes se lancen a la aventura de preparar el almuerzo para disfrutarlo al aire libre pueden verse abrumados por la realidad de una imagen que se aproxime más a la de un vertedero que a la de un merendero.

GALERÍA | La maleza invade las áreas recreativas de A Estrada. // Bernabé / Víctor Espiño

A poca distancia del casco urbano, en el curso del río Liñares, A Estrada cuenta con un área natural de gran belleza. La playa fluvial es, no obstante, propiedad de la Sociedad Deportiva Río Ulla. Sin embargo, al otro lado del río, existe un entorno de titularidad municipal. El visitante puede encontrarse al descender del coche con un parque infantil que casi se intuye entre la profunda huella de un abandono total. Es un jardín olvidado.

Esta zona de juego fue construida por el Concello en el año 2009. Colocó unas estructuras en un terreno municipal a un lado del río. La demanda nunca llenó de juegos y actividad este parque, que no tardó en caer en el limbo del semiabandono. A día de hoy su imagen es del todo triste, ya que a la maleza que lucha por devorar las estructuras -el terreno semiacolchado propio de estas superficies de juego infantil parece hábil al detener su avance- se suma el hecho de que buena parte de ellas hayan desaparecido, caso de los propios columpios, el tobogán o la malla que en su momento habría de hacer de puente entre un lado y otro de la estructura.

Otra zona de esparcimiento construida en esa misma época sufre igual destino. En la playa fluvial de Bumio, en la parroquia estradense de Barcala, se construyó un parque infantil y un aparcamiento para bicicletas, elementos con los que el Concello pretendió un día ofrecer un aliciente más a quienes se acercasen a disfrutar del cantar del Ulla en su continuo avance. Quien campa a sus anchas vuelve a ser en este caso el abandono. Faltan columpios y la estructura luce deteriorada, debilitándose ante el impasible brío de las malas hierbas.

Los cotos salmoneros constituyen en A Estrada todo un reclamo turístico. Lo son para los pescadores que se afanan en sacar un salmón de las aguas del Ulla pero también para quienes se acercan a las riberas a disfrutar de la naturaleza. En las últimas jornadas el puente colgante que cruza el río en Couso pudo verse abierto, aunque solo para facilitar el acceso a la estructura desde la ribera del vecino Concello de Teo. El lado estradense de este coto salmonero ofrecía como imagen a quienes se acercasen hasta aquí una puerta cerrada a cal y canto en el acceso a la pasarela y una papelera rebosante de basura.

El coto de Ximonde recuperó hace unos años la pasarela que le habían arrebatado unas fuertes crecidas del río. En el lado estradense de este hermoso paraje fluvial (parroquia de Paradela) existe desde hace años un merendero. Como se dice de las meigas, haberlo hailo. No obstante, quien no sepa de su existencia se encontrará tres mesas rodeadas de zarzas. En el hipotético caso de querer ocupar una de ellas, tendrá que elegir bien. Algunas ya no tienen bancos y en otras el soporte de los asientos ha tenido que ser repuesto con ayuda de unos bloques apilados.

Con la primavera ya iniciada y en plena Semana Santa, la tarjeta de visita de estas áreas naturales en el término estradense no está preparada, como tampoco lo está la de aquellas áreas específicamente pensadas para el descanso de quienes se encuentran de viaje por carretera. Es el caso de pequeños remansos de naturaleza que salpican comunicaciones como el vial que une A Estrada con Santiago, la PO-841. En teoría, su imagen habría de acercarse, siempre en la medida de lo posible, a la de un pequeño oasis adornado de vegetación junto al que poder detener el coche para estirar y las piernas y descansar. En las áreas existentes en la salida del casco urbano y en Couso hay mesas y bancos. Eso sí, están afeadas por la basura, la vegetación descuidada y el deterioro del mobiliario.

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