"Por quedarme trabajando hasta tarde me quedé dormido, si no es posible que hubiese cogido ese o el siguiente" explicaba ayer el joven agoladense Daniel Sousa, residente en Bruselas y que a diario utiliza la Línea 1 del metro en la que ayer se produjo un atentado suicida en el que perdieron la vida 20 personas. El joven utiliza todos los días esta línea para acudir al Parlamento Europeo donde trabaja becado en el departamento del eurodiputado del PSOE José Blanco. El muchacho acudía precisamente a la sede europea, y dos paradas antes de la estación de Malbeek, en Merode, a poca distancia de su casa "entraron tres hombres en el metro gritando ¡salid, salid, salid! y ya nos bajamos todos, muchos empezaron a gritar, un poco de mal cuerpo, la verdad", recordaba ayer ya en las instalaciones de la eurocámara desde donde pudo avisar a su madre que se encontraba bien. "Los móviles no funcionaban, hasta llegar aquí no pude decírselo".

El joven reconocía que "no puedes mantener una ciudad en alerta máxima durante cuatro meses de lo contrario pierde su efectividad, se convierte en normalidad, la ciudad ya estaba recuperándose". Reconocía que los atendados "serán un palo que sobre todo acabarán pagando todos los refugiados que duermen en las calles de Bruselas".

También en la eurocámara se encontraba el médico Antonio Alfaya que ejerce en el ambulatorio de Lalín y reside, junto a su familia, en la capital dezana. El especialista se había desplazado a Bruselas junto a la Plataforma en Defensa da Sanidade Pública y Podemos Galicia por el rescate del Hospital Álvaro Cunqueiro. El grupo había cogido el metro anterior al que se produjeron las cuatro explosiones. Su mujer, Fernanda González, muy desconcertada con lo acontecido, confirmaba que se encontraba bien pero que las comunicaciones estaban resultando bastante complicadas.

En este contexto, el Concello de Lalín decidió organizar un acto de condena y repulsa de los atentados al mediodía que contó con la asistencia de políticos y trabajadores municipales.