El avistamiento de una manada de cánidos o lobos, el pasado fin de semana, en una carretera de Vila de Cruces desató un continuo cruce de acusaciones entre, por una parte, los ganaderos y cazadores y, por otra, los conservacionistas que defienden la recuperación del lobo. La última propuesta viene de manos del PP de Vila de Cruces, que lleva más allá la idea de Unións Agrarias de alimentar de forma puntual a las manadas de la comarca y pide que se creen reservas para los lobos, alejadas de los núcleos habitados.

Para el biólogo Martiño Nercellas esta moción debería haberse contrastado con expertos en conservación, como departamentos de Zooloxía, "para tener un conocimiento más profundo sobre la biodiversidad". Añade que el lobo es un animal que precisa territorio para defenderse, y alude a investigaciones como una realizada en Minnesota y otra, en Galicia y de la mano de Laura Lago, en las que se indica que el alimento en muladares es una práctica no aconsejable, porque con un exceso de alimento el lobo no va a ceder en sus instintos de depredador y podría concentrar su actividad en la zona donde se le da de comer. Es más, incluso podría formarse otra manada, ya que con el exceso de comida el grupo tendría a aumentar y habría más ataques en las granjas próximas a donde se le facilita alimento.

"Buena parte de la ciudadanía quiere la biodiversidad y es proclive a la conservación del lobo", insiste Nercellas. Para este especialista, la clave está en que la Xunta active de una vez por todas el Plan de Xestión do Lobo, que se aprobó a finales de 2008 "y del que no se hizo nada salvo autorizar batidas y estirar las indemnizaciones". Las batidas no son, a entender de los expertos, el mejor remedio, Otro estudio revela que éstas causan el efecto contrario al deseado, "ya que, al desestructurarse el grupo y romperse la cadena de aprendizaje de la manada, se producen más daños en las ganaderías".

En cuanto a las indemnizaciones, este año hay una dotación de 300.000 euros, pero para pagar compensaciones que llevan tres ejercicios de retraso. En esto están de acuerdo ganaderos y conservacionistas: los trámites tienen que ir más rápidos y las indemnizaciones han de ser más altas, "el doble o el triple", apunta Nercellas, quien exige a la Xunta que invierta en medidas de prevención, como las mejoras en la vigilancia del ganado o mejoras en las instalaciones, con mastines adiestrados para defender su rebaño. Tampoco estaría mal que la administración interviniese para desmentir información falsa, pues "los siete supuestos lobos de Bodaño son perros, y habría que hacer una actuación para retirarlos del monte".

Ayer, precisamente, el Ministerio de Medio Ambiente daba a conocer el censo del lobo por comunidades. De los 297 grupos totales, 84 están asentados en Galicia. Cada grupo puede contar con entre dos y hasta una decena de miembros. En 2003 se contabilizaban en torno a 70 grupos. Uno de ellos está asentado en el monte Carrio. A Nercellas le consta que se han matado a cuatro de sus integrantes.