Silleda está acostumbrada a los sobresaltos en lo que a sus fiestas de verano se refiere. Haciendo memoria, uno recuerda que las de 2014 tuvieron que ser preparadas casi a última hora por el Concello, porque el único organizador dimitió en junio, casi dos meses después de tomar las riendas de la comisión y con muy poco margen de tiempo para rematar el programa -las fiestas suelen ser el segundo fin de semana de julio-. El año pasado, la comisión se creó con bastante antelación y hubo tiempo para organizar actividades prácticamente desde principios de ejercicio. Esa comisión que lideraba Antonio Rodríguez tuvo un desencuentro con Amigos do Lacón por la ubicación de esta fiesta gastronómica y un supuesto doble petitorio. Así que la comisión decidió que en este 2016 tiraba la toalla y emplazó a Amigos do Lacón a hacerse cargo de todo el programa completo, una cuestión que por el momento no contempla el colectivo que preside Luis González Abal. Otra opción es que un grupo de hosteleros tome el testigo del equipo de Rodríguez, aunque por el momento no ha trascendido que ningún negocio tenga interés en ello.

Un gasto de 65.000 euros

Así que el concello vuelve a estar, sin quererlo, en medio de la polémica por unas fiestas sin padre. Desde la administración local se asegura que "se está trabajando para conseguir que sí haya un grupo de personas o algún colectivo que se comprometa a organizar los festejos". Al mismo tiempo, recalca que todavía es pronto para valorar la situación y para decidir que tiene que ser el propio concello el que prepare el programa. Pero es que quedan cuatro meses escasos para las fiestas más importantes de Silleda. Eso sí, recordemos que en 2014 la situación era incluso más extrema. Así que, si pasan las semanas y ningún vecino o asociación decide tomar las riendas de los festejos el Concello "llegando a unas fechas próximas a las fiestas, tendría que tomar medidas al respecto", indican desde el gobierno local, lo que da a entender que sí tendría que asumir la organización de los festejos.

Los festejos del año pasado duraron cinco días y tuvieron un coste de 65.000 euros, lo que sitúan a las fiestas de 2015 entre las más caras de los últimos ejercicios. Pero es que la programación incluyó actividades deportivas, culturales, musicales e infantiles. Para celebrar el éxito de la convocatoria, la comisión organizó una churrascada abierta a los vecinos.