En plena carretera, así se encontró un vecino de Vila de Cruces una manada de siete lobos. El grupo fue visto en el vial que une los municipios de Vila de Cruces y Silleda (PO-205), a la altura de la parroquia cruceña de Bodaño, sobre las 15.30 horas de la tarde del pasado sábado. "Yo iba en dirección Silleda y ellos venían por el otro carril, entre que paré el coche y cogí el móvil ya avanzaron pero los tuve justo delante del coche", explicaba ayer Alberto Pallares. "Me bajé y me gruñeron un poco, saqué la foto y ya me subí de nuevo al coche" comenta. "Pude hacerles más pero pasaron bastante rápido y entre que iba solo y paré no me dio tiempo a más", detalla el vecino.

El grupo estaría compuesto por dos ejemplares adultos y cinco cachorros de pertenecerían a la misma camada. La instantánea se suma a los testimonios de otros lugareños que aseguraban haber visto un grupo numeroso de cánidos en la zona en los últimos días. Precisamente, un vecino de Silleda apuntaba la pasada semana haber avistado seis ejemplares cuando circulaba por este mismo vial.

Los expertos, como el biólogo lalinense Martiño Nercellas, destacan que se trata de un hallazgo inusual en esta época del año. Al tratarse de un grupo familiar, que incluye a los cachorros nacidos ese año, suele ser habitual verlos en los primeros meses en los que realizan pequeños desplazamientos próximos a su territorio y refugio. "Pero a medida que avanzan los meses la tasa de mortalidad de los cachorros es elevada, por atropellos y toda la temporada de caza, con lo que muy pocos cachorros de la camada suelen superar el primer invierno", puntualiza.

Más allá de lo insólita de la instantánea, el avistamiento suscita cierto escepticismo a los expertos por las características que presentan los animales en esta época del año lo que los inclina a pensar a que se trate de perros asilvestrados que se comporten de forma similar a los lobos. Sustentan sus argumentos al constatar varios aspectos que no encajan en la fisonomía de los cachorros de la manada con lo esperado en esta época del año. Junto a Nercellas otros expertos en la materia coinciden en destacar que el tamaño de los cachorros es más pequeño de lo aguardado para ejemplares nacidos entre los meses de mayo y junio, que es la época habitual de cría del lobo ibérico. Junto al tamaño, también el comportamiento que muestran los cachorros, separados del grupo sin temor, correspondería a ejemplares más jóvenes, de cuatro o cinco meses, ya que en cuanto crecen se vuelven más precavidos. Otro de los indicadores que para las voces más expertas no concuerda es la falta del pelaje que deberían tener en el invierno y que atestigua que son más jóvenes. Incluso el hecho de que aún permanezcan en la manada los ejemplares adultos, que deberían estar próximos ya a la época de celo, se suma a las incongruencias que rebelan los especialistas.

La falta de una imagen más nítida de la manada impide cerciorar a qué especie corresponden. De hecho, de tratarse de lobos los especialistas indican que podrían corresponder a la manada localizada en la zona norte del municipio de Lalín, a escasos kilómetros de donde fueron vistos. Una de las cuatro o cinco que se presumen para el norte de la provincia, de las 13 que parecen haber sido constatadas en el último censo oficial del 2013-2014 pendiente de publicación.

Ataques en la zona

Este avistamiento reafirma para muchos la presencia de manadas de cánidos en la zona a las que responsabilizan de los ataques sufridos en distintas explotaciones. En los últimos meses varios ganaderos sufrieron bajas en sus rebaños atribuidos al lobo. Incursiones en O Carrio, A Goleta (Lalín) o Fornelos (Toiriz) dejaron terneros muertos, vacas heridas, así como perro devorados. De ahí que los ganaderos anunciasen que iniciarían una recogida de firmas para exigir a la Xunta una gestión del lobo para evitar estos ataques. A las pérdidas ocasionadas se suman los retrasos en los pagos, que acumulan varios años, así como las tasaciones por debajo del valor del animal, tal y como denuncian los ganaderos. En este contexto, sindicatos como Unións Agrarias reclaman desde hace tiempo una alimentación controlada, puntual y regulada de los lobos para evitar ataques. Las voces críticas contra la gestión de la Xunta se elevan tanto por parte de ganaderos, sindicatos agrarios y grupos ecologistas y especialistas.