-¿Se ve durante mucho tiempo trabajando para la ONCE en el kiosco de Silleda?
-Espero estar aquí mucho tiempo porque la gente de Silleda es encantadora. Pensaba que iba a tener más problemas para encajar en el pueblo porque anduve por ahí bastante y, aunque sueles encajar bastante bien en todas partes, nunca sabes cómo puede ser cuando llegas a un sitio nuevo. Sí es cierto que hay lugares donde te cuesta más que otros, aunque no se sabe muy bien el por qué.
-¿Le cogen cariño o qué?
-No sé si me tienen cariño o no. Lo que sí se nota es que hay aprecio hacia ti, y antes de dar el premio. Vas a un lado y vas a otro, y siempre ves buenas caras contigo. Yo, de verdad, me siento muy feliz aquí trabajando en esto.
-¿Qué premio le gustaría poder dar en un sitio como Silleda?
-Sin duda, los 50 millones. Y que fuera muy repartido para que le tocara a varias personas.
-¿Ha recuperado la ONCE su credibilidad en la sociedad?
-Ya digo que para mi es la empresa más seria que existe. En su organigrama, a partir de agencia para arriba los cargos son políticos, y todo lo que tiene que ver con eso es más complicado. Nosotros somos las niñas de sus ojos, pero en cualquier empresa del grupo de la ONCE. Nuestras herramientas de trabajo está en perfecto estado siempre.
-¿Nunca tuvo ningún problema con la empresa en este tiempo?
-Yo estuve una temporada desencantado, pero el problema era mío porque tenía un problema bastante grave de alcoholismo. Gracias a Dios ya lo tengo superado porque ninguna adicción se cura totalmente, y siempre corres el riesgo de recaer. Simplemente se contiene, pero no se cura.
