Con 30 años recién cumplidos esta lalinense regenta junto a su pareja un establecimiento de repostería y salón de té en la Praza da Vila. La Taza Dulce abrió sus puertas en 2014 como una salida profesional para Rosa Hernández, que trabajaba como fotógrafa y operadora de vídeo. Cambió las nuevas tecnologías por la repostería artesanal. Explica que su actividad empresarial no escapa a la crisis que parece eternizarse y que quizá uno premio como este suponga un acicate para seguir trabajando con más ganas. "

A las mujeres que nos dejen espacio, porque tenemos mucho que decir", dice orgullosa esta lalinense, "sorprendida e ilusionada" poco después de conocer el fallo del jurado.