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Tres salas que ansían vida

El Museo da Minería de Fontao cumple cuatro años sin actividad y con exposiciones muy pobres sobre el pasado minero de Fontao

Nicole Leites atiende las visitas del Museo da Minería de Fontao desde marzo de 2015. En este último año, recorrieron las tres salas del recinto 568 personas, la mayoría grupos. Nicole es experta en Turismo y trabaja en el Concello mediante una beca de la Diputación, por lo que su trabajo en Fontao se limita a atender las visitas, previa cita. Entre sus ocupaciones no figura la catalogación de fondos, de modo que material como las fotos antiguas del poblado minero se hallan en posesión de hijos de antiguos trabajadores o de la asociación del poblado minero -editó un calendario con parte de estas instantáneas- cuando lo ideal era que ya estuviesen digitalizadas para que pasasen a formar parte de los fondos del Museo.

GALERÍA | Fontao, un museo a la espera de visitantes. // BERNABÉ / JAVIER LALÍN

En su lugar, en la entrada al que era el antiguo cine -Fontao llegó a tener tres en su época de gloria- puede verse una escueta exposición de fotos, Fontao na retina, de cómo era el día a día de las hasta 10.000 personas que llegaron a trabajar en la mina. Un panel explica la biografía de los dos arquitectos del poblado, César Cort y Joaquín Basilio Bas.

En el antiguo cine también hay un espacio para la tienda y la cafetería, cuyas sillas permanecen sin colocar desde hace cuatro años. El auditorio, que redujo sus 350 butacas iniciales a las 186, es utilizado muy de vez en cuando para actuaciones como la más reciente, de Odaiko Percussion Group. El proyector, que en los años 60 recreaba un mundo de ilusiones para pequeños y mayores, se custodia ahora en la sala 2, en la antigua iglesia. En este recinto puede verse parte del legado del geógrafo holandés Jan Dirk Hilgen. El Concello de Lalín custodia dicho legado, y mediante un convenio que se firmó en 2013 con el Concello de Cruces se lo cedió a éste por cinco años, prorrogables. La intención es "pulir" este material, incorporando fichas que expliquen su uso. El legado de Hilgen convive con minerales, pesas y otros elementos donados por la Xunta.

Se recoge, también en un panel, la historia de los filones Tiro, Sidón y Angelita, que fueron explotados primero por capital inglés y posteriormente por una gerencia francesa y después española. A modo de curiosidad, Nicole explica que precisamente el logo del Museo da Minería, un puente, se inspira en la pasarela que comunicaba Tiro y Sidón con Angelita, al otro lado del Deza

En idéntica situación se encuentran las dos salas de las antiguas escuelas -las otras dos fueron cedidas por el Concello a la asociación vecinal para que se usen como local social o para zona de ensayos del grupo Sons da Mina-. En estos recintos los libros de Hilgen comparten espacio con muestras del herbolario cedidas por el Centro de Investigacións Forestais de Lourizán. Leites admite que la pregunta de muchos de los visitantes es "¿Y cuándo vamos a ver la mina?" Ahora que los derechos mineros han caducado, quizá sea el momento de incorporar un reclamo a un museo al que le falta vida. Un reclamo que, por cierto, sí atesora en su interior el pasado minero de Fontao.

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