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José Julio Fernández: "Los cuentos tradicionales deben compensar el mal uso de la tecnología de los niños"

"En el tiempo en el que fui Valedor do Pobo se arreglaron de manera satisfactoria un 50% de los problemas planteados"

José Julio Fernández . // Noe Parga

La librería Vagalume de Lalín será escenario hoy, a las 12.00 horas, de la presentación del libro Astropal un cometa con corazón (Hércules Ediciones), primer obra de literatura infantil de José Julio Fernández, ex Valedor do Pobo y profesor de Derecho Constitucional en la Universidade de Santiago. Está previsto que al acto acuda el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez.

-¿Por qué se ha decidido a estrenarse en la literatura infantil?

-La verdad es que, a partir de mi actividad jurídica he publicado varias cosas desde hace años, sobre todo en poesía. Lo que pasa es que ahora mis amigos ya tienen hijos, y vi que algo como esto era una versión del lenguaje poético, y me interesó. Es el primer libro que se publica en este formato, y hoy estoy muy contento con él. También hay que decir que cuenta con unas magníficas ilustraciones de la gallega laura González.

-¿Resulta más difícil escribir para jóvenes que para adultos?

-Por un lado es complicado porque son un público más especial, pero por otro también resulta más fácil. Estos productos, como otros de las editoriales, son testados, así que sabemos de antemano lo que le gusta y lo que le gusta menos a estos chavales. Se trata de una serie de lectores que no son hipócritas, porque siempre te van a decir si les gusta o no lo que escribes. La clave está en dar con la tecla, y a partir de ahí todo es más fácil.

-¿Qué función cree que debería tener este tipo de literatura en un mundo tan digitalizado?

-Ahora, los niño están sometidos a una socialización diversa y, muchas veces, de poca calidad. Yo creo que los cuentos tradicionales tienen que cumplir su función para compensar el mal uso de la tecnología digital que suele darse en muchos casos entre los niños. El cuento tradicional es válido y, también, muy útil para todo esto. Ojo, que los cuentos tradicionales también pueden tener soporte digital, porque no se trata del formato en el que lo lean, si no en el contenido que tiene cada cuento.

-¿Cómo recuerda ahora su trabajo como Valedor do Pobo? ¿Es cierto que los gallegos somos de protestar más bien poco?

-Fue muy interesante porque mi función como constitucionalista la pude poner en práctica tanto durante mi primera etapa como vicevaledor como, después, como valedor. En cuanto a lo de los gallegos y las quejas, te puedo decir que no existe una idiosincrasia diferente entre los gallegos y el resto de España, o al menos yo no la percibí durante mi etapa en el cargo. Y eso que pillé la etapa de la crisis, con todo el lío de los preferentistas y los deshaucios, lo que nos obligó en la oficina a hacer un gran esfuerzo dentro del ámbito social. Pero eso también pasó en Andalucía o en Madrid, así que no creo que existieran demasiadas diferencias en este tipo de quejas entre los gallegos y otros españoles.

-Sin embargo, algunas veces da la sensación de que la oficina no cumple todo lo bien que debiera su función de defensa del ciudadano, ¿no le parece?

-No sé cómo se percibe desde la sociedad, pero sí te aseguro que, por lo menos en el tiempo que yo estuve allí, se arreglaron muchos problemas planteados por los ciudadanos. Es complicado dar cifras, pero pienso que se podría hablar de un porcentaje muy alto de soluciones, en torno al cincuenta por ciento de los problemas planteados a través de la oficina que se llegaron a arreglar de manera satisfactoria para la persona, mejor o peor, porque en eso también siempre hay grados de satisfacción por parte del solicitante. Y todo de manera gratuita para las personas.

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