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Titireteros gallegos planean foros sobre el oficio en Lalín y Santiago a raíz del caso ocurrido en Madrid

-Afirman que el espectáculo está basado en una tradición centenaria -Algunos opinan que la escena no fue la adecuada para público infantil

Iñaki Juárez, de Teatro Arbolé, en su actuación de ayer en el Titirentroido de Lalín. // Bernabé/Luismy

Lalín es, quizá junto con Redondela, una de las capitales gallegas del teatro de marionetas. En la cabecera comarcal existen históricas compañías como Viravolta, con décadas de historia, o formaciones como Seisdedos y actores como Inacio Vilariño. La detención de dos actores de teatro de títeres por apología del terrorismo mientras presentaban al público -entre ellos niños- una obra en la calle ha hecho reaccionar al sector. Algunos de los colegas de profesión de la compañía Títeres desde Abajo admiten que quizá los recursos escénicos empleados no fueron los adecuados, máxime cuando la obra estaba siendo presenciada por menores. Pero también reivindican que dentro del marco legal establecido sería conveniente, tanto en este caso como en los demás, la contextualización de los espectáculos.

La Asociación Cultural Morreu o Demo -formada por actores, profesores y otro tipo de profesionales- muestra su preocupación por el arresto de los dos titiriteros por un supuesto delito de enaltecimiento del terrorismo. Indican que la función La bruja y don Cristóbal es una pieza que, "en diferentes versiones, se representa desde hace más de 200 años por toda España" y también en Europa. Este colectivo cree que es fundamental que el público conozca la historia y trayectoria de este antiquísimo oficio y por ello planean organizar mesas redondas o foros de debate. Todavía está por definir el modelo de estas sesiones didácticas, pero una de ellas podría ser en Santiago de Compostela y otra en Lalín, teniendo en cuenta que en la capital dezana está el Museo Galego da Marioneta. Morreu o Demo insiste en que el personaje de Don Cristóbal forma parte de la tradición del teatro de marionetas en Europa desde el siglo XVI, que en estas funciones de cachiporra -su protagonista ataca o se defiende de otros- tiene su versión gallega en Barriga Verde, que se enfrentaba a representantes del ejército, Iglesia o incluso golpeaba al demonio o la propia muerte. Este colectivo profesional insiste en la necesidad de contextualizar las obras de este tipo en la tradición a la que pertenecen.

En el segundo día del festival Titerentroido de Lalín actuó la compañía zaragozana Teatro Arbolé. Iñaki Juárez es actor de este grupo desde hace 26 años y ayer ofreció un espectáculo infantil. Esta puede ser una de las claves con lo acontecido en Madrid, al margen de que los detenidos cometiesen un posible delito por enaltecimiento del terrorismo al sacar una pancarta con la leyenda Gora Alka-ETA. Anxo García (Viravolta) e Iñaki Juárez dicen que las compañías trasladan a los programadores culturales las características de cada pieza en función del tipo de público al que está dirigida. "Puede ser que no fuese el lugar, pero esa pancarta es un recurso escénico", declara Juárez. Preguntado por los límites de la libertad creativa y dentro de un marco legal, dice que la compañía pudo ser más cuidadosa en su montaje, si bien sostiene que el hecho de que se ordene el ingreso en prisión de los dos titiriteros le parece una medida desproporcionada. También cree conveniente hacer hincapié en el aspecto pedagógico. Como la asociación autonómica, alega que este montaje original es conocido en toda Europa y llegó a representarse en la boda del príncipe Carlos de Inglaterra con Diana de Gales.

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