Anxos Pais no se lo puede creer. El 18 de enero comenzó para Ganadería Pais, de la parroquia estradense de Cora, una pesadilla de la que todavía no se ha podido despertar. Ese día, el Matadero Frigorífico de A Bandeira le comunicó a esta granja estradense -con 40 años de experiencia en el sector lácteo- que la vaca que había enviado a sacrificar quedaba decomisada. Su delito: "supuestamente el veterinario José Antonio Chamosa observó que la vaca tenía los agujeros de la oreja muy grandes" y consideró que "podría dar lugar a la duda" de que le hubiesen cambiado el crotal al animal o bien cometido "alguna alteración" en él. En cambio, Anxos Pais considera que "se ve perfectamente que los crotales del animal no están manipulados". El acta de inspección"no la firmó él" -en alusión al citado veterinario- sino "un compañero, Alfonso Gutiérrez-Maturana". Ese documento explictia que se "inmoviliza cautelarmente en las cámaras de este matadero la canal y la sangre" así como los "despojos y demás partes anatómicas procedentes de la vaca con la documentación de acompañamiento" por "enconcontrar en la inspección postmortem agujeros agrandados en las dos orejas de modo que se pueden poner y sacar las marcas auriculares a voluntad", es decir, que estaba "mal identifficada". El acta fijaba dos días laborales de plazo para aportar pruebas que garantizasen la trazabilidad de la carne. A la ganadería estradense le exigían que demostrase que la vaca era la que aparecía en la documentación que la acompañaba.

A Anxos Pais le pareció "un cachondeo" y así se lo hizo saber al personal de la oficina del matadero que se lo comunicó por teléfono. "Yo me dedico a vender leche, no a modificar pendientes de animales ni mucho menos. Esta ganadería lleva 40 años vendiendo leche. Nos consideramos unos profesionales", razonó. Pero, salvada la sorpresa inicial, pensó cómo podía "demostrar que esa vaca era esa vaca". Se dio cuenta de que tenía un documento oficial de la Confederación de Asociaciones de Frisona Española (Conafe) que tasaba el animal por su morfología tras haberlo inspeccionado en la propia granja. Era una "vaca buena", tasada con 80 puntos. Pero tenía mal su ubre y no valía para la producción láctea por lo que Ganadería Pais había decidido sacrificarla para sacarle al menos algún beneficio a su carne. El documento explicita la silueta y el aspecto de la res porque "la pintan"."No yo sino ellos", recalca Pais, en alusión a los enviados por Conafe. Y aunque se veía "perfectamente que era" esa vaca, "a los veterinarios" del matadero "no les valió", relata la ganadera."Quise hablar con ellos. Se negaron a hablar conmigo", recalca. Pero desde el recinto se le indicó que "había una posibilidad" de acreditar la identidad de la res siempre y cuando tuviese madre o hijas. Recordó entonces que tenía una hija en el Rancho Las Nieves de Zaragoza.

Le dijeron que "tenía que sacarle una muestra de sangre, hacérsela llegar a ellos para que ellos la mandasen a un laboratorio" y se viese "su consanguinidad". Llamó al Rancho Las Nieves."Se quedaron asombrados. Evidentemente. Porque nunca les había pasado tal cosa. Y me dijeron que iban a intentar hacerlo pero que no podían hacerlo ellos sino que tendrían que llamar a los veterinarios de esa comunidad autónoma". Así lo hicieron. Le enviaron la sangre tal y como le pidieron del matadero: "con anticoagulante y precintado", acompañada de un certificado oficial donde figurasen los datos de la novilla y de su madre y el número de precinto así como una fotocopia de DIB de la novilla. La sangre se envió en frío y por servicio urgente a la atención de los servicios veterinarios del Matadero Frigorífico de A Bandeira, tal y como pedían. Les llegó el 23 de enero. Pero hasta el jueves, 4 de febrero, Ganadería Pais no recibió respuesta alguna. Ese día, recibió un correo del matadero en el que le comunicaban que "no se puede demostrar" que la novilla en cuestión sea "hija de esa vaca porque no ha podido ser genotipada ya que presentó alelos múltiples en varios microsatélites analizados". En esa comunicación también se le indicaba que podía ser debido "a que se trate de una muestra contaminada o bien que provenga de un animal nacido en parto gemelar". Y este es precisamente "el caso", según Pais.

La "becerra" en cuestión tuvo una gemela, ya fallecida. "A mí nadie me dijo que no valdría la sangre si fuera parto gemelar", se lamenta.Pero su asombro alcanzó unas cotas insospechadas cuando le dijeron que para demostrar la consanguinidad existía otra "posibilidad": tomar una nueva muestra de esa res pero "que no sea de sangre" sino de "raíces de pelo".

"Llegados a este punto me parece un puro cachondeo", opina Anxos Pais. "No voy a llamar al Rancho Las Nieves para que me traigan raíces de pelo para demostrar que esa vaca es la que yo digo, la que aparece en los documentos", explica. Triste y enfadada,ha tomado otra determinación: "hacer que todo el mundo vea el cachondeo que se están teniendo esos veterinarios con los ganaderos". Así se lo hizo saber al matadero. Pero "pasaron de todo", afirma. De ahí que decidiese decirles que "hagan lo que quieran con la vaca". Ya fue a la Extensión Agraria para preguntarle a la veterinaria si la "iban a sancionar por no identificar" a la res. "Porque no tengo más manera de identificar al animal. Lo de las raíces de pelo ya me parece un cachondeo", reitera. Cree que es "un capricho del veterinario porque se observa claramente que los pendientes no están manipulados".

Aparte, "ese veterinario nos conoce", destaca y los "ganaderos de leche de Galicia no se dedican a manipular pendientes" sino "a producir leche. Cae de cajón". "Somos una empresa que vendemos leche desde hace 40 años y desde hace unos años incluso lo certificamos. Tenemos que llevar registros de todo. Estamos en Conafe" y el sector tiene "inspecciones constantemente", de la Extensión Agraria, del Fogga... " Por eso, no entienden lo que está pasando. "¡Qué sé yo si la vaca tiene los agujeros de la oreja más o menos grandes! ¿Para qué iba a manipular el crotal? No tiene lógica". Por eso no piensa hacer nada más. Con la última exigencia, la de las raíces de pelo de su hija, ha visto su paciencia colmada. "¡Que hagan con la vaca lo que les de la gana!", concluye, indignada.