Decoración a base de retamas, acebo y carteles cosidos a mano, un horno construido con piedra restaurada, un molino de agua que funciona con el motor de un compresor y la recreación de todo el proceso para elaborar pan de Lalín al modo artesano. Fueron los argumentos que convencieron al jurado para que la carroza "Se é de Lalín, é bo", de la parroquia de Sello, ganase ayer el primer premio del desfile del Cocido, gratificado con 1.100 euros.

Lo cierto es que la reivindicación de las costumbres fue el eje de las ocho carrozas participantes. La que quedó en segundo lugar, "Os oficios tradicionais" de A Carballeira de Cercio (premiada con 850 euros), lucía delante del trailer una bicicleta de cartero que contaba más de 80 años, así como lecheras auténticas con más de 60. Sobre la plataforma podían verse costureras, zoqueros, un zarralleiro e incluso el responsable de reparar los dientes de un rastrillo de madera. Esta carroza se inspiró en el libro "Os oficios", de Xaquín Lourenzo. Por detrás de estas dos propuestas quedaron la cooperativa ganadera de Botos, con la recreación de una feria de mediados de siglo (y premiada con 500 euros); "O Camiño do encontro", de la asociación de vecinos de A Xesta, en el que se recrea la unión de la ruta dos Arrieiros con la Vía da Plata (370 euros) y "O Furancho", de Cabaleiros de Lalín (180 euros). Sin premio se quedaron Cabaleiros do Deza y su "Os comancheiros", Emecla con "O Fiadeiro" y el "Máster Chef" de la Xuventude do Corpiño.

Pero en este tipo de celebraciones el premio es lo de menos, porque lo que importa es contagiarle al público la alegría del Carnaval, ya sea al ritmo de Escándalo de Raphael, como hicieron los miembros de la comparsa Ponte a bailar, de Pontevedra, o con los sones de la comparsa Cor Café, también de Pontevedra, y que trasladaban al público a los famosos estudios Bollywood, la industria cinematográfica de Bombay en cuyas películas hay dos reyes indiscutibles; el colorido y la música. Más de uno entre el público, arengado por el narrado del espectáculo, Fran Lareu, se arrancó con un baile al ritmo de estas músicas tan exóticas.

Entre carroza y carroza también pudieron contemplarse las ropas de gala de los Entroidos tradicionales de otros puntos de la geografía gallega, como el que representó la asociación cultural Vilaboa, de Cobres, que cuenta con el distintivo de interés turístico cultural, o el "O Fulión da Veiga". de la asociación O son de Trevinca, con figuras muy parecidas, precisamente, a las madamas y galáns de Cobres. Y para carnaval típico, el de Brasil. Numerosas charangas desfilaron al ritmo de samba e incluso la comparsa Os Miúdos de Arcade, una de las primeras en desfilar, lo hizo con una recreación del Cristo de Corcovado, así como de otras maravillas del mundo como el Coliseo o el Partenón.