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Zobra recupera a su acordeonista

La primera edición de los Cantos de Taberna de Lalín rinde un homenaje el día 30 a José Fernández, miembro de Os Músicos da Portela y de las Pandereteiras de dicha parroquia

"Sus tres pasiones eran la familia, la música y la política". Así define Sara Fernández a su padre José, más conocido como José de Zobra o José de Duro, que falleció en abril del año pasado y que será el protagonista de los primeros Cantos de Taberna de Lalín. Desde su jubilación y hasta que cayó enfermo, José Fernández tocó el acordeón en las Pandereteiras de Zobra, pero su relación con la música se remonta prácticamente a su infancia. "Nos contaba que de niño hacía flautas de madera de sauce o de boj. Incluso utilizaba la cáscara de castaño", rememora su otra hija, Isabel, quien recuerda que su padre también relataba cómo se hacían gaitas con la vejiga del cerdo. No pudo estudiar música, pero eso no fue un impedimento cuando tuvo en sus manos un acordeón por primera vez. "El acordeón lo había comprado un hermano suyo que nunca aprendió a tocarlo. Así que un día, mi padre se encerró en una habitación y estuvo allí durante horas, aprendiendo a tocar de oído". Junto a sus dos hermanos Celso y Manolo actuaba en las fiestas y ruadas de las aldeas de la parroquia y también en otros lugares más o menos próximos, como Bustelos. Eran conocidos como Os músicos da Portela. Pero hubo que emigrar, primero a Francia y, ya casado, a Suiza. Así que durante ese tiempo el acordeón se quedó en la casa familiar de Zobra, con lo que terminó estropeándose.

Sin embargo, José no se olvidó ni de cómo se tocaba el acordeón ni de cuáles eran sus temas favoritos, entre las que no faltaban Adiós con el corazón o la conocida como Muiñeira vella. Así que, una vez que pudo establecerse junto a su familia en Lalín, compró otro acordeón. Con él no solo amenizaba las piezas de las Pandereteiras de Zobra, sino que cualquier reunión familiar se convertía en una fiesta: José al acordeón, su esposa Celsa -con la que estuvo casado 53 años recitando coplas y con la pandereta, y los hijos y nietos siguiendo el ritmo también con la pandereta, el clarinete o la gaita. Además de un montón de recuerdos y buenos momentos, José Fernández le dejó en herencia a su familia el acordeón, que pasará a ser "de aquel que aprenda a tocarlo", como dejó dicho su dueño, precisa Isabel. Su nieta Naiara, que toca la gaita, intentó aprender, "pero de momento me resulta demasiado grande", afirma. Pero junto al acordeón, que la familia guarda como oro en paño, también permanecen en la retina los bailes que solía marcarse junto a su esposa (jotas y muiñeiras, sobre todo) así como los poemas que componía, ya encamado.

Al margen de su faceta como músico, Pepe de Zobra fue muy conocido en la zona por su trabajo como carpintero y por su vinculación con la política. Desde años formó parte del PSOE de Lalín, así que era lógico que el triunfo de este partido en una de las mesas electorales durante las elecciones locales fuese dedicado a él. Estuvo, también, en el equipo que fundó la comunidad de montes de Zobra, permaneciendo también durante mucho tiempo en la junta directiva, en la que después cogió el testigo su yerno.

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