-Regresan a las tablas del Principal de A Estrada y lo hacen con una nueva invitación a reírse, ¿cómo valora el trabajo realizado en Xamón, xamón

-Reírse es lo que proponemos. Creo que es una comedia con la que puedes pasarte el resto de la semana recordando las bromas que viste. Es una comedia de enredo con unas monjas como protagonistas. Al final se termina montando un gran jaleo, con muchas bromas. Ya la pudimos estrenar en Ribeira y fue todo un éxito. Ahora nos toca jugar en casa y esperemos que sea también un éxito. Esperamos que a la gente le guste. Es una obra sin nada político ni religioso, que nadie quite conclusiones ni intente relacionar las bromas con alguien o algo. Es todo humor blanco para reír y pasarlo bien. Todo está hecho con mucho cariño.

-Fue un largo proceso para ver la obra terminada.

-Nos costó mucho trabajo porque todos estábamos metidos en otras cosas. La quitamos en dos meses pero llevábamos dos años reuniéndonos para preparar la obra. Algo muy importante a la hora de dar el paso adelante de montarla fue la gente. Por la calle nos pedían algo nuevo. El resultado final creo que está al nivel de otros trabajos anteriores, incluso tiene un poco más de madurez. Esta es una obra en la que surge una burrada tras otra.

-¿Notan presión por los éxitos anteriores?

-Siempre, aunque estoy seguro de que eso no se va a volver a repetir. Es como cuando vas a ver una película que esperas mucho pero nunca llega al nivel de lo que imaginabas. Ensalada de mosquito fue una obra que conectó mucho con la gente y a partir de ella hubo muchos que comenzaron a ir al teatro. Solo por eso ya valió la pena.