Tras casi medio mes de precipitaciones, el mal tiempo comienza a remitir en la comarca. Pero los sucesivos temporales de lluvia y viento han dejado secuelas no solo en pistas y playas fluviales. Ayer, los vecinos de Camanzo contemplaban cómo las lluvias de la madrugada habían inundado la capilla de las Mercedes. Ya en días anteriores, los vecinos que tienen la llave del recinto se encargaron de limpiar la rejilla del aliviadero para evitar que el agua entrase en la iglesia. Pero el arrastre de hojas y de tierras fue tal que enseguida quedó atascada. Por eso, el agua se filtró bajo la puerta de entrada y terminó entrando en la capilla.
Quedan restos de barro por el pasillo del templo y bajo los bancos, cuya parte inferior está todavía humedecida. Pero el agua llegó a alcanzar casi los 70 centímetros de altura en el interior de la nave, como dejan entrever los restos de barro que deslucen los manteles de algún altar y las alfombras que se habían colocado sobre algunos bancos. Fueron varios los vecinos que se acercaron ayer al templo para valorar los daños y de paso acordar una jornada de limpieza conjunta del templo. De momento, no se habló con el párroco, Alejandro Bautista, puesto que aún se encuentra de viaje en Honduras, donde reside parte de su familia. La capilla suele utilizarse con frecuencia para misas y otros eventos como bodas.
La inundación de la capilla de As Mercedes no es el único daño que produjo el mal tiempo en esta parroquia de Vila de Cruces. Días atrás se desplomaron cuatro metros del muro perimetral en la zona de aparcamiento del monasterio de Camanzo, cuyo arreglo se cifra en 2.600 euros. Desde el Concello de Vila de Cruces se elaboró un informe que se remitirá a Patrimonio para acometer su rehabilitación así como de otro tramo que podría estar también en riesgo de derrumbe. Falta por decidir quién sufraga el arreglo, ya que si bien el monasterio es propiedad de la iglesia tiene un gran valor patrimonial.
