El mundo es de los valientes. De aquellos que se atreven a salir a la calle sin mirarse al espejo; que caminan con la barbilla rozando el cielo, como tan bien hacen quienes viven sin complejos; de aquellos que avanzan con el pecho hinchado, sabiendo que, ni aun queriendo, podrían haber encontrado en el armario un jersey más feo. Imbuidos por un espíritu divertido, los responsables de Argentinos Burguer de A Estrada convocan para mañana viernes la segunda edición de un concurso desenfadado y que han bautizado como La noche del jersey feo.

La dinámica es sencilla. Basta con acudir a este local vistiendo esa prenda que ha envejecido sin haberse siquiera estrenado. Es cuestión de dejar de lado la vergüenza y presentarse a cenar luciendo ese horrible jersey que todo armario lleva dentro, bien porque unas manos amorosas se encargaron de tejerlo -poniendo más de intención que de gusto o maña- o bien porque llegó como un regalo ante el que costó esbozar la sonrisa de rigor. Mañana llegará su momento.

A cambio de ir vestido con esa prenda "espantosa", los clientes de Argentinos tendrán ciertos privilegios. Consumirán con descuento. Pagarán las cañas a un euro y las copas a tres. Asimismo, recibirán cartones para jugar al particular Bingo del establecimiento y podrán optar al Premio Jersey más feo de A Estrada, tanto en la categoría femenina como masculina.

Además, a partir de las 23.30 horas la velada estará amenizada por DJ Varela que, en consonancia con la indumentaria de los presentes, se encargará de hacerlos bailar al ritmo de una "música hortera".

El establecimiento tiene preparados también varios juegos y, al ser viernes, servirá su Tabla Gocha, para un mínimo de cuatro personas. Está compuesta por hamburguesas, patatas, chili con carne y queso cheddar, alitas de pollo y tacos mexicanos.

La noche en la que salir a cenar en A Estrada luciendo un jersey feo tiene premio, se vivió por primera vez en Argentinos el pasado año. Sus responsables importaron la idea de la iniciativa de algunos establecimientos de Nueva York y decidieron probarla en la villa. Una docena de participantes se atrevieron con la primera convocatoria. El ganador se hizo con el galardón vistiendo un jersey verde con estampado de relámpagos marrones. Su excusa, dicho sea desde el carácter alegre de esta fiesta, fue que la prenda le venía de herencia.