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Estaban concedidos hasta finales de 2067

Caducan todos los derechos mineros de Fontao a causa de la inactividad de los yacimientos

Ahora el suelo pasa a ser rústico y puede protegerse en el Plan de Urbanismo -La familia Cort debe elaborar un plan de cierre por seguridad -Incremento Grupo Inversor había pedido en 2008 un permiso de exploración

Panorámica de las antiguas minas de Fontao, con edificaciones al fondo. // Bernabé/Gutier

Las 18 concesiones mineras de que disponía Oberón SL -empresa vinculada a la familia Cort- en Fontao están caducadas desde julio, pese a que, en principio, no expiraban hasta el año 2067. La Xunta, tal y como puede comprobarse en la Cámara Oficial Mineira de Galicia, ha decidido extinguir la vigencia de estas concesiones debido a que llevan décadas inactivas. De hecho, en 1963, hace más de medio siglo, cesaron las extracciones en las minas subterráneas, mientras que las de cielo abierto están sin explotar desde 1973.

La caducidad a instancias de la administración es una de las alternativas que pueden tomarse en caso de derechos mineros que están en vigor pero que no se materializan: o bien se adelanta la caducidad de éstos, como ocurrió en Fontao, o bien se insta a los propietarios de los derechos a hacer uso de los mismos. En todo caso, la caducidad implica dos cuestiones: una de ellas es que el propietario, la familia Cort, tendrá que hacer un plan de cierre de las minas para garantizar su seguridad. La otra cuestión es que, al no existir ya las minas como tales, ahora estamos hablando de suelo rústico que sí es susceptible de algún tipo de protección en el Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM). Un plan que, por otra parte, sí contemplaba una protección integral para dos edificaciones de las minas que en su momento tuvieron un uso residencial y administrativo.

La protección para estas 197,23 hectáreas de minas ya fue solicitada el año pasado, durante el periodo de exposición pública del PXOM, por los socialistas, respaldados por diversos colectivos como la Asociación Galega do Patrimonio Industrial o la Asociación Arqueología Industrial. La campaña incluso llegó a la plataforma virtual www.change.org, donde recabó 318 firmas. Lo que se pedía es una catalogación de "suelo rústico especialmente protegido" tanto para las instalaciones de tratamiento del mineral como para las de labores mineras y las construcciones auxiliares. Desde el gobierno local se señaló que se prescindía de esta catalogación para las minas de Fontao porque ello supondría revalorizar los terrenos en un 300%, porque había derechos mineros en vigor. Ahora, con la caducidad de los mismos, ya no existe ningún motivo que frene esa protección y que puede activarse al margen de quién sea el propietario. Es más, desde su aprobación inicial en febrero de 2014 y tras la presentación de alegaciones durante los dos meses siguientes, el PXOM parece estar estancado a la espera de informes de Patrimonio, por lo que sería un momento idóneo para introducir esta modificación y sellar así una protección que podría ser o bien a nivel paisajístico o bien de carácter cultural. En cualquier caso, se trataría del complemento perfecto para el Museo da Minería y. a nivel estatal, sería un gran paso en un país que ya dispone de 82 museos mineros, de los que 20 tienen galerías rehabilitadas.

Concurso

Oberón disponía en Fontao de derechos mineros tanto para extraer estaño como wolframio. Las primeras concesiones que caducaron fueron las menos importantes, hasta llegar a las míticas de Tiro, Sidón y Angelita. La concesión de Tiro se hizo en agosto de 1886, mientras que la de Sidón y Angelita datan de 1888 y 1923, respectivamente. Según establece la ley, una vez que caduca un derecho minero no puede concederse otro en la misma cuadrícula hasta que se convoque un concurso y siempre que ese suelo sea franco y registrable.

Si bien es cierto que desde hace 40 años Oberón nunca mostró interés por volver a explotar las minas de Fontao, en 2008 la compañía Incremento Grupo Inversor -que explotaba el wolframio de las minas de San Finx en Lousame- solicitó un permiso de exploración sobre todas las cuadrículas de Fontao, ya que no podía pedir un permiso de investigación porque había derechos vigentes. La empresa quería, así, asegurarse un puesto prioritario si algún día volvían a salir a concurso los derechos mineros de Fontao. Pero Incremento Grupo Inversor entró en un proceso de liquidación en 2014 y en mayo de este mismo año fue la constructora Sacyr la que compró los derechos mineros de San Finx.

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