Silleda rindió ayer un "sencillo y merecido homenaje a un hombre irrepetible", en palabras de Gúmer Portas, conductor del acto en memoria de Juan José Salgueiro Montouto, el alcalde más popular y longevo de la democracia en el municipio (1987-1999), fallecido repentinamente el pasado 3 de marzo a los 68 años. Más de trescientas personas, entre familiares, amigos, vecinos y cargos públicos, estuvieron presentes en el descubrimiento de un busto que, desde ayer, preside y da nombre a la Praza da Feira Vella, remodelada bajo su mandato.

Fue una jornada de "sentimientos encontrados", como apuntó la exedil Lala Trabazo, en nombre de la Comisión de Amigos de Juan Salgueiro: "Por un lado, Juan no está y es un vacío difícil de llenar. Por otro, es motivo de alegría que se haga realidad hoy este proyecto, una obra financiada con aportaciones de amigos y vecinos". El busto, tallado en piedra por Fernando Rodríguez sobre base metálica, fue sufragado mediante cuestación popular -costó unos 3.000 euros-. Trabazo agradeció al autor la "disposición, rapidez y, sobre todo, el resultado final". La que fuera su estrecha colaboradora reseñó que, pese a sus "muchos logros", su mayor satisfacción "era tener abiertas las puertas de todos los vecinos".

Los actos se habían iniciado con una misa cantada por la Coral Polifónica Trasdeza en la iglesia parroquial de Silleda, con la que hubiese "disfrutado" el propio Salgueiro y a la que, según Trabazo, "le pediría al final que interpretase El Peregrino, como siempre hacía". La lluvia obligó a suspender la procesión desde el templo hasta la Praza da Feira Vella, en donde la comitiva fue recibida por el sonido de las gaitas de Xirandola, a la que siguieron unas piezas interpretadas por la Banda de Música Municipal de Silleda. Asistieron casi todos los alcaldes y exalcaldes de Deza y Tabeirós-Montes, entre ellos, los locales Paula Fernández Pena, Ofelia Rey Recimil -esta en un discreto segundo plano- y Manuel Cuiña Fernández, además de miembros del gobierno y del grupo municipal del Partido Popular, al que pertenecía Salgueiro. Entre las ausencias más comentadas, la del que fuera su secretario y luego sucesor, José Fernández Viéitez, Roucho. La Xunta estuvo representada por el conselleiro de Cultura, Educación e Ordenación Universitaria, Román Rodríguez; la directora xeral de Relacións Institucionais e Parlamentarias, Blanca García-Señoráns; y el secretario xeral de Política Lingüística, Valentín García, natural de Abades, como el homenajeado.

"Hoy Juan estaría contento, viendo aquí tantas caras amigas, a su familia o la música que tanto le gustaba", inició su alocución Román Rodríguez, que calificó a Salgueiro de "referente" en la comarca e incluso en Galicia. "Era afable, vital, festeiro, pero también trabajador, un líder, un servidor público, un político más allá de siglas que siempre defendió a su concello por encima de todo y que decía que lo más le gustaba era estar con la gente", subrayó el político lalinense, al tiempo que destacó dos cualidades del exalcalde: "Su liderazgo personal y su capacidad de promoción de la cohesión social". Entre sus logros como regidor, destacó la puesta la feria Semana Verde de Galicia, el centro cultural Vista Alegre, la rehabilitación del monasterio de Carboeiro o la creación del complejo de Medelo. "Dejó un concello completamente transformado", abundó el conselleiro, que se refirió al protagonista como "un hombre bueno y generoso, pero también arriesgado". Por último, se mostró honrado por la invitación al acto, porque "un pueblo que rinde un homenaje a uno de los suyos es un pueblo sabio, y hoy Silleda lo es". Tuvo palabras de consuelo para la viuda, Mari Chelo Penoucos, y sus dos hijos, Cristina y Juan, y, parafraseando al artista lalinense Antón Lamazares, concluyó: "Salgueiro fue, pero aún es".

Manuel Cuiña, actual regidor trasdezano, se acordó de Salgueiro en su triple faceta de "alcalde, vecino y amigo" y apeló a "los detalles" para definirlo. "Hizo cosas buenas y otras no tan buenas, como hacemos todos, pero alguna vez, tomando un vino, me ha resaltado cosas que no le había salido bien; en cambio, nunca jamás presumió o me resaltó algún logro". "Ese era Juan", un vecino de A Bandeira que, cuando accedió a la Alcaldía de Silleda, ya había impulsado doce ediciones de la que hoy es la celebración gastronómica más emblemática del municipio: Su queridísima Festa da Empanada. Esta y otras muchas que fomentó o ayudó a crear le valieron el sobrenombre de O Alcalde das festas, unas citas que, como recordaba ayer Manuel Cuiña, explayan el nombre de Silleda por toda Galicia. El alcalde socialista aludió a una "amistad" tejida "a través de los consejos que me fue dando".

A continuación, tuvo lugar una entrega de regalos y recuerdos a la familia. José María Ezequiel le brindó una lámina heráldica con las armas de los apellidos Salgueiro y Montouto, coronada por la bandera de Silleda y con 33 estrellas en representación de las parroquias trasdezanas. Miembros de la organización regalaron a la viuda un cuadro con un retrato del exalcalde y el propio Cuiña le obsequió con un emblema del monasterio de Carboeiro y una bandera bordada de Silleda, a la que Salgueiro añadió las 33 estrellas que representan a las parroquias y como la que solo hay otra en el consistorio.

Fernando Penoucos, cuñado del homenajeado, fue el encargado de intervenir en nombre de la familia para agradecer a "vecinos, amigos, familia, Concello y, de forma muy especial, a Xirandola, la banda y el coro" su participación en los actos. Él mismo fue el encargado de descubrir el busto entre los aplausos de los presentes para su posterior bendición por parte del párroco de Silleda, José Pérez Barreiro. La interpretación del Himno de Galicia fue uno de los momentos más emotivos, especialmente para el hijo de Juan Salgueiro, que apenas pudo contener las lágrimas para las fotos oficiales junto a la sencilla talla de piedra, ilustrada únicamente con el nombre y primer apellido del protagonista. La ceremonia remató con una tirada de fuegos artificiales, muy al gusto de un Juan Salgueiro que ya es eterno en su tierra.