Cuando los frigoríficos no existían, Forcarei ya tenía neveras. Los monjes del Mosteiro de Aciveiro, el Cabildo Compostelano y algún privilegiado particular las construyeron en puntos altos de los montes forcaricenses para producir hielo que luego destinaban al autoconsumo o a su comercialización.
Hoy solo perduran dos que, según la alcaldesa forcaricense Belén Cachafeiro, por sus características son "únicas en Galicia". Están radicadas en la cima del monte de Fixó, en un paraje de la parroquia forcaricense de Millerada que forma parte de la Rede Natura 2000 y de la Rede Galega de Espazos Protexidos.
Excavadas en el monte con forma de pozo circular, tienen un diámetro que oscila entre los cuatro y los ocho metros. Muros de mampostería que dan buena muestra del saber hacer de los "canteiros" de Terra de Montes conforman un espacio que los monjes benedictinos del Mosteiro explotaban mediante la producción de hielo. Su comercialización era hace siglos una de las actividades más rentables. Aunque las Neveras de Forcarei son de origen medieval, todavía se utilizaban en las primeras décadas del siglo XVIII. El Camiño Real y el Camiño dos Arrieiros que unían el Mosteiro de Aciveiro con O Ribeiro favorecían el comercio del hielo en este ámbito.
Hoy, las dos únicas Neveras que se conservan prestan su nombre a una ruta que promovieron los comuneros de Fixó-Portela, Sanguñedo y Vilariño para recorrer la distancia que separa Fixó y Portela a la par que se disfruta de los atractivos patrimoniales y naturales que adornan este ámbito. Mañana, más de 70 personas foráneas, vecinos y todo aquel que desee conocer estos parajes podrá hacerlo sumándose a la ruta organizada conjuntamente por la Xunta de Galicia y el Concello. Saldrá a las 15.00 horas de A Portela de Millerada.
Es una magnífica excusa para acercarse a Forcarei. Los asistentes recorrerán 5,5 kilómetros de senda. La Ruta de las Neveras les reserva descubrimientos vistas del Candán, del mirador de Malpaso y de la aldea abandonada de Grobas, además de una aproximación a la mámoa de Rofete, a espectaculares dehesas y a la apreciada cascada de A Freixa.
