Su nombre estará siempre asociado a los grandes avances científicos conseguidos en Galicia. Sin embargo, el catedrático Ángel Carracedo contesta a las preguntas con una naturalidad que sorprende. Galardonado dentro y fuera de España por sus estudios, el insigne genetista estará hoy en Lalín para recibir el homenaje de la comunidad escolar del IES Laxeiro, cuyo laboratorio llevará su nombre.
-¿No abruman tantos homenajes en vida? ¿Cómo se toma tanto reconocimiento personal?
-Lo de Lalín es una cosa más bonita que otros homenajes que recibo a lo largo de todos estos años. Actos como el del IES Laxeiro me gustan más porque proceden del mundo educativo, al que yo respeto profundamente. Sí es cierto que los otros actos me abruman un poco. A veces uno se dice a sí mismo si no se pasan un poco, la verdad. Si embargo, actos como los de Lalín son realmente encantadores.
-¿Será su primera visita a este instituto lalinense o ya lo ha visitado con anterioridad?
-Siempre, una vez cada 15 días procuro sacar tiempo para poder ir a cualquiera de los institutos que hay por toda Galicia. Pienso que ya estuvo en otra ocasión en el IES Laxeiro porque, como te digo, suelo visitar institutos porque me gusta mucho el contacto con los chavales y con el profesorado. Disfruto mucho apoyando a los profesores en el esfuerzo diario que hacen con los chavales. En este sentido, la comunidad científica debe ayudarles mucho en una tarea tan enriquecedora porque no debemos olvidar que esos chicos son el futuro.
-¿Investiga en Galicia y en España sigue siendo sinónimo de llorar?
-Es cierto que investigar aquí no es tan fácil como en otros países. Siempre digo que para dedicarse a esto hay que tener mucha ilusión y planteártelo como una carrera de fondo. Sin duda alguna, aquí hay que luchar mucho más que, por ejemplo, si realizases tu trabajo en los Estados Unidos. De todas formas, yo soy de los plenamente convencidos de que se puede hacer ciencia excelente en cualquier lado. Mi sueño es que Galicia pueda llegar a liderar varias áreas de la medicina genómica y creo que hay gente preparada para conseguirlo.
-¿Le han afectado los recortes oficiales a la hora de poder llevar a cabo su labor científica?
-Debo de reconocer que un poco sí. En nuestro caso lo hemos notado, sobre todo, a la hora de la contratación de los chavales que trabajan en los proyectos. Nosotros tenemos la gran suerte de depender, sobre todo, de convenios internacionales para trabajar, así que en ese sentido no fuimos tan afectados como otros en este tema. Lo hemos notado como todo el mundo, quizás nuestro grupo un poco menos porque, como te digo, tenemos fuentes de financiación de proyectos nacionales e internacionales. Somos grupos competitivos y nos estamos beneficiando de proyectos europeos a los que la crisis no ha tocado. Pero entiendo que hemos sido unos auténticos privilegiados y que algunos de los grupos más débiles de nuestro entorno sí lo han sufrido, desgraciadamente.
-¿Queda mucho por hacer en el campo de la genética? ¿Se puede soñar con la inmortalidad o eso pertenece a la ciencia ficción?
- Queda todo por hacer, la verdad. En algunas ramas de la ciencia queda tantísimo por conocer. Estamos en plena revolución genómica, por ejemplo, y pienso que nos queda lo más bonito por ver. La biología está programada para que se mueran células e individuos, eso es algo que sabemos todos. Para bien o para mal, la muerte es consustancial a la vida. Te puedo decir que si nuestras células no muriesen, nuestros intestinos medirían 500 kilómetros. Todavía hay margen para aumentar la esperanza de vida, los límites teóricos son discutibles. Pero yo creo que es más importante aumentar la calidad de vida.
-¿Impresiona ver el nombre de uno estampado en un laboratorio?
-Te repito lo de antes: A mi actos como los de Lalín me parecen mucho más bonitos que los más solemnes y, si quieres, de prestigio.
