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Marisa González Carril: "Empecé a escribir por evadirme de una vida que me costó mucho soportar"

"La primera vez que relaté algo lo hice sobre lo maravilloso que es el mundo y que lo hacemos nosotros malo"

Marisa González leyendo en su casa durante la entrevista de ayer. // Bernabé/Luismy

"Pero miña rapaciña ¿que queres que eu che conte?", con estas palabras Marisa González abría las puertas de su casa de Santabaia para conceder esta entrevista a FARO. Fugaz en su escritura bilingüe, recita sus poemas en las cenas y festivales como el de A Carballeira de Cercio de su parroquia. Dice ser una mujer reservada y en su mirada superada por los setenta, conserva una luz vital de textura cariñosa que plasma en sus poemas. Toda una oda a su familia, sus vecinos y en particular, al respecto y al afecto por la naturaleza, el mundo animal y la paz social.

-¿Cuándo empezó a escribir?

-Empecé a escribir por evadirme de una vida que me costó mucho soportar. Tenía tres niños, todos iguales, en una casa de pésimas comodidades. Por unos terrenos de miseria que me dejó una tía abuela, pero no quería dejarla porque para mí fue el sol más grande que alumbró. Yo soy hija de soltera, mi padre por un lado y mi madre por el otro. Gracias a mis tíos que me mandaron a la escuela salí luego a los 13 años para aprender a coser. Fui la última costurera de mi comarca de coser por las casas. Fui a coser a Carmoega, Rodís, Montrigo, Cercio, Palio, pasé muchos caminos de noche y gracias a Dios no me pasó nada malo nunca sería porque rezaba mucho.

-Una gran introducción, sin duda, entonces de esa forma la redacción le llega ya de adulta...

-Sí, cuando mis chicos empezaron a traer tebeos a casa empecé yo a leerlos a también. En aquel momento, era el Capitán Trueno, Crispín. Entonces dijo un día uno de mis chavales "a nuestra madre le vale todo" y si, yo los leía con ellos. Después vinieron unas revistas de la Biblia que me sirvieron de mucho y otras del Padre Damián. También un libro, que tenía cuatro historias y que me aprendí de memoria. Pienso que aquel libro me hizo cambiar mucho porque tenía dos historias muy bonitas. Una de un Padre que fue para la isla de la Cartuja y que hizo allá un hospital y otra, de una reportera americana que adoptó dos niñitas. Quiero decir que leí bastante pero no mucho porque no tenía tiempo, pero siempre que podía leía. Y a escribir empecé habrá por ahí 30 años. El primer día que se me dio por eso aún andaban las vacas en el monte y llevé una libreta para el monte que se me debió de extraviar. Después desde allí se veía Santa Comba, Agolada y todos esos sitios y escribí sobre ello: de lo maravilloso que es el mundo y que lo hacemos malo nosotros. Y desde esas seguí escribiendo, primero para evadirme de la penuria que estaba viviendo y luego se me dio por escribir poesías.

-Y continúa creando, claro.

-Poco, que no tengo tiempo. No tengo tiempo porque se me da por cuidar los frutales, planto, enjerto, después las podo, y entonces, quiero ver las cosas bien y no puedo hacer lo que tengo que hacer. Pero alguna vez me levanto de noche, cuando no duermo bien y vengo a escribir (al comedor). Primero invento el poema en la cama y luego llego aquí y lo escribo.

-¿Sobre qué temas

-Las cosas para escribirlas hay que vivirlas. Yo escribo de lo que yo siento y de lo que a mi pasó y me pasa y también de las cosas que veo y que no me gustan. Las llevo a los periódicos, hago protestas. Como ahora sobre eso que dan por las vacas. (Recita un poema) "Agora estou pensado deso das vacas, que din que lle van dar por vaca aos grandes, por un leite que venderon a baixo precio, eso é unha inxustiza, aos ricos hai que darlles caña porque roturaron montes a moreas, unha capa de herba, outra de química, e invaden os mercados?". Los ricos se apuntaron a los ayudas de los pobres y cuando las ayudas son para ellos, los pobres ni agua.

-Claro, porque la problemática del sector lácteo les afecta de forma directa a usted y a su marido que son ganaderos.

-No da la leche para lo que se gasta.

-Toda la vida dedicándose a esta labor, ¿es esta una de las peores crisis que recuerda?

-Yo digo que será de las peores. Creo que hasta ahora no les llegó tanto a los labradores porque sube todo y la leche no.

-Ya volviendo de nuevo a la literatura, ¿hay alguien más en su familia que escribe aparte de usted?

-No sé si escriben si no, pero yo por parte de mi padre, tengo seis hermanos y cinco tienen carrera. Para vivir hay que tener una ilusión y a mí como me falló casi todo, empezando por mis padres... Entonces como las cosas que tienes no te reconfortan tienes que inventar algo. Y yo el escribir y el cuidar de los frutales son dos de las ilusiones más grandes.

-A lo largo de esta entrevista me leyó varios poemas, usted se inspira en todo, en las vecinas, sus frutales, sus mascotas.

-Para mí todo en esta vida se merece un respecto, los animales, las plantas, las personas, todo. Le escribo a las arañas, los gatos, los perros, para mi todo lo que hay en este mundo tiene valor.

-¿ No ha pensado en publicar todos estos versos?

-Claro, me gustaría mucho pero necesito tiempo para ordenarlo todo y dinero para hacerlo, aunque ya me dijo Román de Palio, en alguna ocasión, que me podría dar ayuda.

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