Hace una semana, el Foro para Cultivos Culturais, Focucu, de Lalín, ponía el foco de mira sobre el lalinense afincado en Madrid, Mario Lamazares. El colectivo destacaba su trayectoria "silenciosa" en su afán de reconocer a personas que representen un ejemplo de concordia y progreso social.
-El premio Loureiro de Ouro ponía de manifiesto su labor como mecenas, ¿cómo se adentró en el camino del mecenazgo?
-No me considero para nada un mecenas, solo ayudo en lo que puedo a aquellas iniciativas que me proponen y me gustan. Si puedo trato de ayudar y siempre en aquellas cosas que me gusten. No hago nada por norma o compromiso.
-¿Qué línea suelen seguir las iniciativas que gusta de fomentar?
-Me gusta mucho implicarme con aquellas iniciativas que tengan que ver con la conservación del medio rural, que tengan que ver con la música popular, en definitiva, todas aquellas que busquen un cuidado por la tierra. No en vano yo soy una persona de aldea, por eso todas estas cosas para mí son importantes.
-¿Queda mucho por hacer en este sentido o estamos caminando en la dirección acertada?
-Definitivamente queda mucho por hacer, estamos caminando casi con los ojos cerrados en el cuidado de la tierra.
-A lo largo de estos años, ¿cuáles han sido las propuestas que más orgulloso se ha sentido de apoyar?
-Una de las que más me gustó fue una iniciativa organizada desde la residencia de mayores de Lalín, la recuerdo con gran cariño. Fue una especie de curso de pintura que agrupó a niños y mayores, hace cerca de 10 años. A mí me tocó de cerca conocer la labor del centro cuando mi padre estuvo allí internado con Alzheimer. Es una realidad que la gente no suele conocer hasta que le afecta. Me pareció una idea muy buena que favorecía que la gente que está allí "aparcada" pudiese tener esas rendijas para que les llegase la luz.
-Y en su caso podría decirse que su defensa y apoyo por el arte, le viene de familia, teniendo en cuenta la trayectoria artística de su hermano Antón.
-No creo que tenga nada que ver. El arte en general me gusta y como todo es cuestión de interesarse por él y estar constantemente profundizando en él.
-¿Es una labor que profesa en Lalín, su tierra natal o también en su patria de acogida?
-Generalmente en Lalín. Sigo muy apegado a Lalín porque todos los meses vengo para ver a mi madre. En Madrid, cuando se plantea alguna cosa que esté dentro de mis intereses también busco apoyarla.
-Y centrándonos ya en otro aspecto bien distinto, muchos lo califican como de auténtico embajador de Lalín en Madrid, ¿qué rasgos le definen en este papel?
-Yo fui como tantísima otra gente de Lalín, emigrante en Venezuela, y después de eso cuando llegué a Madrid, hace casi 30 años, mi idea fue tratar de dar forma a una idea. A mi siempre me habían gustado las tabernas y tenía claro que tenía que estar vinculado a Galicia en general y con Lalín en particular. Lo que valoro muchísimo y presumo mucho de Galicia porque más del 90% de los productos que ofrecemos aquí proviene de Galicia. En su mayoría proceden de las Rías Baixas porque tienen una oferta más variada. Pero también tenemos sello de Lalín, en todo aquello que sea derivado de la carne de vacuno y cerdo. Y de todo esto nosotros siempre presumimos.
-¿Cuales son los productos que más éxito cultivan entre su clientela?
-Nosotros somos una taberna-pulpería de ahí que sea fundamental todo el producto que nos llega desde la rías. Pero siempre tenemos muy en alza las carnes llegadas desde Lalín. Además, nos diferenciamos en ofrecer en exclusiva vinos de Galicia, y es, sin duda, un aspecto que nuestros clientes aprecian mucho y están encantados.
-Prueba de ello es que comenzó con una taberna y en la actualidad ya son tres.
-Pues sí. Pronto cumpliremos 20 años desde que abrí la primera. Empecé en 1997 con Taberna Maceira, cinco años más tarde abre Taberna Maceiras y hace dos años abrimos el último local llamado Belesar.
-Y ¿cuál es el secreto no solo para mantenerse sino para aumentar el negocio?
-La clave son muchas cosas. La primera de ellas es tener suerte. Aunque claro la suerte sola dicen que no es suficiente, que es preciso buscarla. Luego es fundamental mantener una oferta que sea atractiva para el público y luego el trabajo de todos los días del año.
-¿Se ha convertido en lugar obligado también para los vecinos de Lalín cuando visitan Madrid?
-Bueno, la verdad, es que nosotros no le pedimos el pasaporte a la gente cuando llega a nuestras tabernas pero si tenemos muchas visitas de gente de Lalín. En verdad tenemos gente procedente de todo el mundo, muchísimos orientales que tienen una gran pasión por todos los productos del mar, sobre todo llegados de China, Corea o Japón.
-Le permite así entrar en contacto con distintas culturas.
- Si, además soy un gran apasionado de los viajes. Gracias a ellos también pude cultivar otra de mis grandes pasiones, la música folk. Soy un amante de la música folk de Galicia pero también del resto del mundo. Tengo una gran colección, es la labor de una vida. El problema es que cada vez se están perdiendo esas tiendas de venta directa de música, son músicas minoritarias es cada vez más difícil acceder a ellas. Internet ha favorecido su acceso solo en cierta medida.
-Y desde su experiencia como empresario, su contacto con otras culturas y su implicación con la conservación del medio rural ¿es precisa una mayor implicación?
-Te responderé con un pequeño "cuento". O14 de xulio pasado cumpliu miña nai 99 anos. Fixémoslle unha festa moi bonita. Un dos invitados foi un amigo da familia, veciño da aldea de Pedroso, lugar moi querido na miña casa. Facía moi bo día e preghunteille por alghún sitio bonito pra se bañar no río Deza. Contestoume de golpe: "Non oh!" e continuou: "o río está cheo de merda". Ahí queda ese recado-regalo pra xente de Medio Ambiente ou como di o meu amigo Javier de Calvo, Fornelo de Montes "Miedo Ambiente".
