"Emocionado" confesaba ayer sentirse el alcalde de Lalín, Rafael Cuiña Aparicio, ante la respuesta espontánea de muchos convecinos para ofrecerse a acoger refugiados de países en guerra. Su ofrecimiento al Gobierno de España para disponer de las instalaciones municipales provocó una movilización de la ciudadanía. Mediante llamadas de teléfono al consistorio o mensajes a través de las redes sociales, numerosos vecinos -"más de una docena", según el propio alcalde- se ofrecieron para colaborar en la iniciativa, bien como familias acogedoras, bien como voluntarios para ayudar en la instalación de los refugiados en los espacios públicos.

Siguiendo los pasos de Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, en los últimos días han sido varios los ayuntamientos (Madrid, Valencia, Eibar...) que han puesto a disposición del Estado sus infraestructuras municipales para albergar a refugiados de guerra. En Galicia, la primera propuesta conocida en este sentido fue la formulada por el alcalde lalinense, que el pasado miércoles remitió una carta al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, para poner a su disposición las instalaciones municipales, fundamentalmente, el albergue juvenil Vicente Agulló, de Mouriscade, y el antiguo pabellón de deportes. Rafael Cuiña calcula que entre ambas infraestructuras reúnen capacidad suficiente para albergar a un centenar de personas -alrededor de 50 en cada una- de forma provisional, en tanto no encuentran acomodo con familias de acogido o no se les proporciona una solución definitiva a su situación.

Ante la ola de solidaridad que surgió en Lalín durante la pasada jornada, el alcalde ha ordenado la creación de un registro de familias acogedoras con el fin de disponer de sus datos en caso de necesidad. De hecho, los trabajadores municipales ya fueron recabando ayer los datos de las personas que se pusieron en contacto con el Concello para ofrecerse como voluntarias, tanto para dar cabida a refugiados en sus domicilios como para ayudar en el proceso de instalación de estas personas en los espacios públicos habilitados al efecto.

Otros alcaldes, como el de Santiago, Martiño Noriega, con quien habló ayer Cuiña, también están dispuestos a acoger refugiados en sus dependencias municipales.