Tenían todo preparado para celebrar con sus clientes la noche de Halloween, una fiesta que sería la antesala para que el Pub Seven de A Estrada conmemorase su décimo aniversario. Sin embargo, el gran estruendo de una pared de la nueva Plaza de Abastos de A Estrada al desplomarse sobre la cubierta de su local echó por tierra una lluviosa y ventosa mañana todos estos preparativos. En poco más de dos meses se cumplirán dos años desde que este suceso destrozó este negocio estradense. Sus propietarios confirmaron en la tarde de ayer que todavía siguen sin cobrar los daños ocasionados.

La junta de gobierno de A Estrada fue informada en el transcurso de su sesión de ayer en relación a la diligencia de ordenación remitida por el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo Número 3 de Pontevedra vinculada a la reclamación de indemnización presentada por los dueños del Pub Seven. Desde el Concello se indicó que los propietarios presentaron una reclamación patrimonial ante la administración municipal pero no hubo acuerdo en las cantidades, de manera que los afectados decidieron recurrir a la vía judicial.

El establecimiento tuvo que cerrar sus puertas en noviembre de 2013 y reformar todo el local. Permaneció cerrado, recordó ayer su propietaria con exactitud, un mes y 20 días. En estos momentos continúan aguardando como agua de mayo que se les indemnice para poder hacer frente a pagos que todavía tienen pendientes con empresas que realizaron obras en el local y que contaban satisfacer tan pronto como se les pagase. "Estamos llegando al segundo aniversario y seguimos sin contestación de nadie", lamentaba en la tarde de ayer.

Esta empresaria de A Estrada explicó que en un primer momento se les indicó desde el ayuntamiento que todo se resolvería con rapidez, de manera que calcularon que podrían reabrir su negocio en el plazo de 15 días o tres semanas. "Nos pusimos a arreglarlo y desapareció todo Dios. Si llegamos a saber todo esto no lo arreglamos. Quedaba cerrado", manifestó.

El establecimiento quedó destrozado. El mismo día en que se desplomó sobre él una de las paredes laterales del bautizado como Novo Mercado calculaban que el 85% del interior requeriría una reforma, que tendría que ser del 100% en el caso del tejado. Se apuntaba entonces que, además de los destrozos evidentes a simple vista, todo el material electrónico de sonido y vídeo estaba mojado, a raíz de toda la lluvia que se coló en el interior del inmueble tras venirse abajo el tejado.

"No valía para nada", rememoró en la pasada jornada la dueña. Explicó que las baldosas continúan a día de hoy rotas y que saben que algunos de los equipos que reutilizaron tienen el tiempo más que contado. Reconoce que las empresas que realizaron los trabajos se mostraron comprensivas cuando les explicaron que se los abonarían tan pronto como percibiesen la indemnización. Lamenta que algunas continúen, casi dos años después, a la espera de cobrar.

"Nadie se puede imaginar lo mal que lo pasamos" comenta esta empresaria estradense, afectada por el desánimo y la impotencia. Cree que, al tratarse de un establecimiento nocturno, puede parecer "una tontería" pero insiste en que "es mucho dinero" y un negocio del que depende la familia. En esa misma línea se pronunció ya públicamente en el momento en el que se inauguró, el pasado mes de marzo, el Novo Mercado: "No hablamos solo de daños materiales, sino de sufrimiento personal de una familia cuyo negocio constituye uno de sus medios de vida y que ha tenido que asumir costes de reparación que no le correspondían", resumió entonces en un comunicado.

"Estamos solos y desamparados", quiso ayer, mientras continúa a la espera de que la justicia determine quién es el responsable de lo sucedido y qué cantidad le corresponde a los dueños de este negocio en concepto de indemnización.