La estradense Andrea Magán forma parte de un grupo de cuatro estudiantes de Ingeniería Industrial. Todas viajarán en enero a Dubai para presentar un proyecto innovador sobre drones diseñado por ellas mismas para mejorar la calidad de vida de las personas. Es la última sorpresa que han recibido tras haber conocido que son semifinalistas en un certamen internacional impulsado por los Emiratos Árabes en colaboración con la multinacional Indra. Magán explica a FARO todos los detalles del proyecto que comparte con la lalinense Macarena Arcay y sus dos compañeras Tays Ferrer y Susana López.
-¿De qué se trata este certamen?
-Es un certamen internacional que organizan los Emiratos Árabes y nos presentamos por iniciativa de un profesor nuestro, para el que ya hiciéramos un trabajo con drones el curso pasado. Él vio el concurso y nos animó a presentarnos. La primera parte del proyecto era hacer un vídeo para explicar brevemente en qué consistía la idea. Es lo que presentamos hasta ahora.
-¿Cómo definiría este dispositivo?
-Un dron es un Vehículo Aéreo No Tripulado (también conocido por sus siglas VANT). Hay una parte del concepto de dron que es errónea. La gente cree que los drones son todos pequeños, por estos que se utilizan con una cámara para ver lugares desde el aire. Pero un dron puede ser realmente del tamaño de un helicóptero.
-El certamen motivaba a idear prototipos de drones orientados a la mejora de la calidad de vida de las personas, ¿cuál es el que presentan ustedes?
-Decidimos usar la tecnología de los drones porque es algo innovador. Y elegimos el campo de la medicina y lo enfocamos para el trasplante de órganos. Nuestra idea básica es reducir el tiempo entre la obtención del órgano y la llegada al posible receptor. Nos dimos cuenta que ese tiempo es muy largo debido a trámites y distancias que hay que salvar. Para poder fletar un avión se necesitan dos horas, por las gestiones previas.
-¿Con los drones se reduciría el tiempo de trámites?
-Sí, el hospital coloca el órgano a trasplantar en una nevera, que se añadiría a este dispositivo, y se enviaría directamente al centro receptor. Aunque hay un hándicap con la distancia, porque si el trayecto es muy largo, probablemente habría que idear alguna escala.
-¿Por qué optaron por el tema de la salud?
-Porque el proyecto base lo hicimos para la asignatura de Innovación del Diseño y uno de los parámetros que nos pedía el profesor era encuadrarlo en una de las temáticas que ofrecen unas ayudas que la Unión Europea (UE) destina a proyectos de innovación. Uno de esos parámetros era el ámbito de la salud.
-Además, el proyecto en el que usted trabaja también está expuesto en un concurso paralelo, ¿no?
-Sí, nos presentamos a dos concursos. Uno es el de Drones for Good (el de Emiratos Árabes), y otro es uno propio de Indra. Nosotras quedamos de semifinalistas en el primero y a continuación, la multinacional abrió otro paralelo con votación popular, en el que nos incluyeron por ser semifinalistas en el primero.
-¿Su equipo fue premiado por quedar semifinalista en el certamen de Emiratos Árabes?
-Fuimos invitadas a Dubai para presentar un prototipo el próximo mes de enero. En este sentido, estamos buscando colaboración para poder desarrollarlo, porque no tenemos muchos medios.
-¿Reciben alguna ayuda económica para acudir al país africano?
-Es que en un principio se nos iba a premiar a todos los semifinalistas con 5.000 dólares. Pero al final, tuvieron problemas y cambiaron el premio en metálico por darnos la posibilidad de presentar el prototipo en Dubai, junto a los finalistas. Somos 20 grupos.
-¿Cuál sería el premio final?
-Cuando vayamos a presentar el proyecto, lo haremos ante un jurado formado por expertos del sector. Luego, el equipo ganador recibirá un millón de dólares.
-A raíz de todo esto, ¿cómo se sienten ustedes en este momento?
-Nosotras todavía no nos lo creemos (Risas). Nos presentamos porque el profesor nos animó y lo teníamos más o menos hecho. Y cuando nos llamaron para decirnos que éramos semifinalistas? pensamos que algo estaba mal.
-¿A qué tipo de contrincantes se enfrentarán ustedes en Dubai por ese millón de dólares?
-Que nosotras sepamos, solo somos tres grupos de estudiantes. El resto creemos que son empresas dedicadas a la tecnología de drones. Hay proyectos en los que incluso colabora la NASA, con gente de la Universidad de Oxford.
-¿En qué punto se encuentra su proyecto ahora mismo?
-Hasta ahora solo trabajamos la parte teórica. Los demás grupos tienen todos ya un prototipo real, suyo o de otras empresas de drones que colaboran con ellos y se lo ceden. Entonces nosotras estamos intentando conseguir uno. Ahora mismo estamos buscando las especificaciones técnicas de un dron que nos sirva. Y además buscar el sistema para acoplar la nevera. Tiene que ser muy rápido porque hay que enviar la documentación técnica el 1 de diciembre (Risas).
-¿Y cuál es el premio al que optan en el concurso de Indra?
-La multinacional nos ayudaría a crear una start-up para desarrollar el producto.
-Decía usted que este concurso es de votación popular, ¿todavía están a tiempo los estradenses de ayudar su proyecto?
-Sí, puede votar cualquiera. Hay que entrar en la página del concurso y registrarse para poder votar. De todas formas, hemos abierto una página en Facebook y ahí la gente que quiera ayudarnos puede encontrar información sobre el proyecto y cómo votarlo. Nos pueden buscar en la red social por Dronelife, el nombre del proyecto. Vamos de segundas, con 150 votos.
