La Casa de Cultura de Rodeiro acogió ayer el II Encontro Conxunto Consello Galego de Colexios Veterinarios e Seprona, en el que expertos de ambas instituciones abordaron diferentes aspectos relacionados con la investigación policial en establecimientos con animales, el Rexistro Galego de Identificación de Animais de Compañía, el tráfico de medicamentos o el control de la tuberculosis.

Las dos primeras ponencias, la del sargento Calixto Alborja y la del veterinario Xuan M. Álvarez, hicieron hincapié en la cada vez mayor concienciación social tanto contra el maltrato animal como sobre la necesidad de identificar a los animales de compañía para evitar su venta ilegal. El primero señaló que las infracciones más habituales en sanidad animal tienen que ver con licencias de actividad, microchips o crotales, mientras que en el ámbito penal el Seprona investiga cuestiones vinculadas al intrusismo profesional o el tráfico de especies amenazadas o exóticas. Calixto Alborja también quiso destacar que, a día de hoy, es "una rareza" encontrarse con el propietario de un perro de raza potencialmente peligrosa que no tenga la documentación, el microchip o el seguro de responsabilidad civil en regla. Además, "ahora casi nadie se calla cuando detecta cualquier tipo de maltrato animal", añade el sargento.

En idénticas palabras se manifiesta Xuan M. Álvarez. Este veterinario señala que gracias a la identificación de las mascotas a través del microchip se evita, entre otras cosas, "el tráfico ilegal de animales pequeños que antaño se usaban como sparring [un término derivado del boxeo y que se refiere a la persona que sirve para entrenar] de los animales de pelea". Además, en caso de robo o de extravío, el propietario tiene la garantía de que su mascota, al estar identificada, puede recuperarse de forma más fácil, ya que si el ladrón quisiese extraer el microchip "tendría que provocarle una lesión al animal".

Hoy en día, el Rexistro Galego de Identificación de Animais de Compañía (Regiac) tiene dados de alta 352.000 perros vivos en toda Galicia. Álvarez apunta que este registro es obligatorio para los perros a partir del tercer mes de edad, y para todas las mascotas en caso de que salgan del estado español así como para los animales considerados peligrosos, como boas o serpientes. En todo caso, apunta que la sociedad gallega "está perfectamente concienciada" a la hora de identificar a sus mascotas.

Dentro de los derechos de los animales también hay que tener en cuenta todas las vías necesarias para evitar la propagación de enfermedades. Por eso otro veterinario, Pablo Teixeiro López, insiste en que son necesarias campañas más intensivas para controlar la tuberculosis en la fauna silvestre, ya que aquélla puede propagarse a través de los pastos en los que han estado ciervos o jabalíes, que suelen ser reservorios de la enfermedad. Se han detectado casos de tuberculosis en otros animales salvajes y de zoológicos como linces, antílopes, gorilas y varias especies de aves.