El primer alcalde de la democracia de Agolada, Manuel Costa Casares, falleció en la madrugada de ayer a los 79 años de edad. Estaba ingresado en el hospital de Santiago tras sufrir una complicación derivada de la operación a la que se había sometido hace un mes. Una parada cardíaca apagó la luz de uno de los regidores dezanos más longevos en el cargo, quien abandonó la política el 8 de noviembre de 2005, por voluntad propia y tras seis mandatos con una aplastante mayoría.

Como él mismo relató en una ocasión a FARO, entró en política por casualidad. En 1978 el entonces secretario provincial de UCD, Víctor Moro, y su homólogo provincial, Adolfo Campos -hoy alcalde de Dozón-, le propusieron encabezar la lista de las elecciones municipales. La candidatura de Costa se impuso a la del entonces alcalde, Luis Yebra Pimentel, y su vida dio un giro de 180 grados: Tuvo que abandonar su dedicación a su empresa de transportes para centrarse en las necesidades de sus vecinos. Alejandro García, quien fue su concejal de Cultura y Educación desde 1983 hasta 1995, es, además, el hombre que lideró la lista de Unidade Galega en 1979 y cuyo voto dio la primera alcaldía a Costa. Ayer aseguraba que el exregidor "deja un montón de amigos, porque a la hora de hacer obras nunca distinguió entre los vecinos que lo habían votado y los que no". García y Costa se conocían desde niños, pues uno era de Trabancas y el otro de Ventosa. Se vieron, por última vez, este mismo lunes, y García se lleva de él el recuerdo "de un gran protector de la cultura".

En este sentido, cabe recordar que, tras el derribo de varios pendellos de la Rúa da Parranda durante la etapa de Yebra Pimentel, el gobierno de Costa aprovechó que el recinto había sido declarado conjunto histórico artístico para, en 1990, pensar en convertirlo en un museo etnográfico. El historiador Manuel Busto recuerda que fue Costa quien animó a la Diputación a que adquiriese los Pendellos para reformarlos.

Pero hay más. A mediados de los años 90, Agolada compartía con Rodeiro y Dozón el equipo de maquinaria de la Diputación. Era el germen de la futura mancomunidad de Deza. Eliseo Diéguez, que fue alcalde de Rodeiro entre 1999 y 2007, entró en el gobierno en 1995, como edil de Urbanismo. Recuerda que ya entonces "trabajábamos codo con codo porque teníamos proyectos en común para los tres municipio, como un plan para la recogida de basura. También queríamos potenciar la música desde Agolada, ya que tenía la banda. Rodeiro promocionaría el baile y Dozón serviría de complemento con otras actividades. Se trataba de una asociación de concellos, pero también de compañeros de profesión. "Cuando Costa iba a Pontevedra o a la Xunta me llamaba para que fuésemos juntos, para abrirme las puertas de otras administraciones en mis primeros tiempos", añade.

Y si para Eliseo Diéguez fue un modelo a seguir, para el exalcalde de Silleda, José Fernández Viéitez, hablar de Costa Casares es hablar de un hombre conciliador. "Lo admiro y lo quiero mucho, porque siempre me ayudó y me aconsejó en los momentos críticos de mis mandatos". Su talante era tal que mantuvo el mismo contacto con sus homólogos una vez que abandonó la política, como recalca el regidor cruceño, Jesús Otero.

Quienes formaron la oposición política de Costa le describen como "una persona dialogante, con grandes iniciativas en sus primeros mandatos", dice el socialista Juan Carlos Fuciños quien, tras dos etapas como edil de Agricultura, en 2003 creó Independientes de Agolada. Xosé Ramón Blanco fue portavoz del BNG durante 10 años, entre 1995 y 2005. Afirma que, si él estuviese en política en 1979, habría apoyado el nombramiento de Costa Casares. Pero cree que, con el tiempo, este regidor "al final hizo política desde arriba, al modo de la vieja guardia. Terminó por confundir institución y partido político". Eso sí, Blanco resalta obras como el centro social o los primeros pasos para el auditorio.

Avísanme que te vas despois da quinta alerta vermella no mar que nos dá vida. A cicloxénese chámase Petra, que pode vir tamén da pedra, aquela tanta memoria que enmarcaran os Pendellos d'Agolada. Velaí por casual dos nomes e das furias. Eu coido que aínda non sabemos respectar con cariño as tantas marabillas que temperan de seu o encanto natural para non ser pelexa e morte. Un erro ben grave. Non era así o teu caso na datas daquelas circunstancias, tan cativas, que parecía un soño oportunista. Pois non. Se o Alén existe con maiúscula saberá tamén de ti cando te senten no xuizo.

Viñas da aldea e da parroquia. Chegaras a ser Alcalde e non sabías como encher con luces todas as memorias. Pedíasme, na primavera do ano mil novecentos noventa e un, consello para inaugurar, dun xeito digno, a Casa da Cultura. Non reparabas en saber que eu vivo e soño nas antípodas dunhas políticas que en nada cadran coa túa militancia. Eu son e viña da Casa Grande dos Amigos que teñen os ollares do profundo nas deshoras. Díxenche axiña: "Arte Galega, Pintura e Escultura. Necesitamos ser agradecidos". En tres segundos de silencio moveuse o noso mundo. Era tanta a obra que foron necesarios máis espazos; toda a Casa da Cultura en quente de granito e Arte. Viñeron elas, eles, ducias, soles, universos; arrecendo a queixo e a fariña albeira; figuración, abstracto; granito, madeira, acuarela, óleo? Creadoras/es de Galiza. Xeracións diversas. Todas. - xurdíu aquela chispa da Luz que conformamos: "a primeira mostra de arte". Así, tan de seu e tan campante. Chegaran encantadas aquelas máis de tantas "aves da luz e das cores" en sempre nosas, solidarias, xenerosas: eran elas/eles das Terras de Melide, do Morrazo, do Orcellón, do Deza... A marabilla. Ti escoitabas humilde no silencio, eso que cadra ser cando os nomes dos artistas levan brillo, nombradía, historia? - algúns fóronse xa antes ca ti pola viaxe: Laxeiro, Colmeiro, Torres, Antonio Nores, Abilleira, Wily, Vidal Payo, Alfonso Sucasas, Paco Lareo. Os outros aínda están na terramar coas cicloxénesis das Artes e das Letras; cadran, lembran, concordan coa ledicia daquela primeira vez dun paso adiante e fermosísimo para unha vila cativiña, humilde de seu, agradecida.

Velaí o paso do tempo. - para hoxe, en caladiño, que tamén se saiba o noso pacto de atención debida naquela urxencia para salvarmos da motoserra, que xa estaba en oficio, o carballo da praza, que entón era xove, ben parecido, feliz; e nas arestoras campa e vive para os séculos. Así tamén a parafita da Rúa da Constitución, cos pés vestidos de ferro dende aquela data solene para Agolada e a contorna: venres, 28 de xuño de 1991; da que nolos dous, alomenos, nunca renunciamos.